revista terminada

Ellos veían como el sapo Ramón empuñaba su pata,
arrugaba la frente, pataleaba de un lado a otro, y sus
ojos se les saltaban porque a ellos les gritaba.
Se fueron de allí algo molestos, de la misma manera el
sapo Ramón hecho del lugar a dos pajaritos que volaban
muy contentos, se marcharon asustados, junto a una
ranita que se fue saltando. ¡Fuera todos que aquí! Decía
el sapo Ramón, con su boca tan grande.
En una mañana cuándo el sapo Ramón despertaba que
el agua ya no estaba; porque esta se evaporaba.
Triste quedó el sapo Ramón con lágrimas en los ojos, se
dispuso a llorar; brincaba y pataleaba, por su trágico
destino.
Tan fuerte era su llanto, que a sus amigos conmovió,
quienes decidieron irlo a ayudar, ¡Vamos al lago! Le dijo
la patita; que iba acompañada de sus patitos, los
pajaritos y la ranita, que brincaba de felicidad.