Boletín 111 Noviembre-Diciembre 2017

TRES RAZONES POR LAS QUE NO HAY
NIÑOS CRISTIANOS EN COREA DEL NORTE
Muchos niños crecen en Corea del Norte sin saber que su familia es cristiana y, normalmente, se
pasan toda su infancia sin saberlo. Hea Woo, nuestra invitada norcoreana en el Encuentro Nacional
de 2017 que celebramos el pasado abril en Madrid, es un claro ejemplo de ello. Solo después
de convertirse, ya adulta, entendió las referencias al “cielo” de su madre y la cruz que a veces llevaba
colgando del cuello. Según nuestras estimaciones, calculamos que en Corea del Norte puede haber
entre 300.000 y 400.000 cristianos, todos ellos clandestinos y perseguidos. Pero, sin embargo, no hay
niños cristianos. ¿Cómo puede ser esto?
Adoctrinamiento absoluto
1. Desde la cuna hasta la tumba, desde la
mañana hasta la noche, todo norcoreano está
sujeto al adoctrinamiento. A través de la televisión,
los canales de radio, los periódicos e incluso
los megáfonos... Una de las primeras palabras
que los padres deben enseñar a sus hijos son las
palabras “Gracias, Padre Kim Il-Sung”. Se inclinan
ante estatuas e imágenes de la familia Kim.
Y a través de libros y películas, a los niños se les
enseña que los cristianos son espías malvados
que secuestran, torturan y matan a niños norcoreanos
para vender su sangre y sus órganos.
Muchos están solos
3. Lamentablemente, en Corea del Norte,
decenas de miles de niños se han quedado sin
hogar porque sus familias han sido deshechas
por arrestos o por la muerte de los padres, o
porque a veces alguno de ellos ha sido capaz de
llegar hasta China, pero no ha logrado regresar.
La vida en Corea del Norte ha destruído innumerables
familias y los niños que logran sobrevivir
viven asustados el resto de sus vidas.
Demasiado arriesgado
2. Compartir el Evangelio a los hijos es
extremadamente peligroso porque los niños, en
su inocencia, no siempre son conscientes de la
presencia de las autoridades y, accidentalmente,
pueden dar información al cantar una canción
o al contar a sus amigos una historia particular
de la Biblia, o delatar sin querer a sus padres en
la escuela si los maestros les preguntan si leen
cierto libro negro en sus casas. Simplemente, es
demasiado arriesgado para los padres.
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