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LaChuecaedición20aniversario6

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Nadie se arriesgó. “¡A ver qué pasa! ¡Los<br />

escucho!” -dijo. Luego de esto soltó una<br />

carcajada. Alguien de los presentes le<br />

pidió que comenzara él. Al principio no<br />

quiso, llenó la boca de humo para justificarse.<br />

Después de unos minutos y al<br />

ver que nadie decía una vocal, soltó otra<br />

carcajada. “No es fácil esto de ser poeta,<br />

los comprendo -dijo-, pues la propia<br />

poesía encarna temas trascendentales de<br />

la humanidad, como la muerte, la inmortalidad,<br />

el alma, qué sé yo”, y bebió de la<br />

botella. Al escuchar esto, los participantes<br />

se intimidaron y si habían construido<br />

un verso, lo anterior hizo que parecieran<br />

vacíos y de poca importancia si llegasen<br />

a declamarlos ante él.<br />

“Hace un mes no las lavo,<br />

como han podido notar,<br />

oler y sentir,<br />

sobra demostrarlo.<br />

Me las pongo todos los días,<br />

todas las noches.<br />

Son las únicas que tengo.<br />

Me han acompañado,<br />

hace ya dos años.<br />

Las tomé del ropero de mi ex,<br />

cuando aún éramos novios.<br />

Me las pongo, no sin antes olerlas,<br />

para recordar lo que soy,<br />

lo que fui.<br />

Es una prenda más de mi cuerpo,<br />

esconde, camufla mis pisadas y mis<br />

destinos.”<br />

“Leyó uno de sus poemas.<br />

Un tema trascendental, sin<br />

duda. Pero cargado de muchas<br />

palabras y un eco barroco,<br />

que no dejó que me<br />

identificara con el poema.”<br />

Hubo un silencio. Nuevamente otra carcajada.<br />

Luego fue a su habitación y trajo un<br />

cuaderno de notas. Leyó uno de sus poemas.<br />

Un tema trascendental, sin duda. Pero<br />

cargado de muchas palabras y un eco barroco,<br />

que no dejó que me identificara con<br />

el poema. Al terminar su lectura, intervine.<br />

Me quité los zapatos, luego una de mis<br />

medias. Al ponerme de pie, para declamar<br />

un verso improvisado al calcetín oloroso,<br />

noté mi ebriedad. Sin embargo, seguí. Puse<br />

en alto mi mano derecha, balanceé la media<br />

y comencé:<br />

“No han comprendido que la<br />

poesía no trata temas banales”<br />

No había terminado cuando interrumpió:<br />

“¡Esto no es poesía! La poesía pura, como<br />

dije antes, toca temas trascendentales, y no<br />

esto que usted acaba de difamar, sin ánimo<br />

de ofender” -dijo.<br />

Al terminar su intervención, vi como el<br />

grupo se dividía a partir de la discusión,<br />

unos a favor y otros en contra. Sin embargo,<br />

hubo ambiente propicio para que ellos se<br />

lanzaran con sus versos. Y de nuevo él, con<br />

su carcajada humeante: “No han comprendido<br />

que la poesía no trata temas banales”-dijo,<br />

mirando al techo.<br />

Al escucharlo, intervine de nuevo: “¿qué le<br />

hace pensar que los temas, actividades,<br />

objetos, espacios, etc., de la vida cotidiana<br />

no están cargados de poesía? Depende de<br />

quien observa para dar su orden individual<br />

y que al transmitirlo sea colectivo. ¿Quién<br />

dice que no se puede hacer poesía a partir<br />

de la clavada de una puntilla a la pared, de<br />

una cagada vista en el inodoro? ¡Ese es el<br />

reto! Encontrar las palabras que hagan sentir<br />

las vibraciones de aquella pared golpeada<br />

a martillazos, para dejar las puntillas clavadas;<br />

para hacer de la mierda, poesía”.<br />

REVISTA LA CHUECA 17 19

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