Revista Papel Blanco - Páginas para la paz - Tercera Edición 2017

la comuna, donde confluyen las víctimas de la
violencia con los excombatientes que fueran sus
victimarios, allí en forma tan concreta, hoy tenemos
la necesidad de transitar de categorías como
víctimas y victimarios a vecinos.
La transformación de las armas en herramientas
de trabajo, es otro reto para darle solidez a la paz
y será la motivación para transformar las causas
estructurales que en su momento sirvieron de
pretexto para desencadenar una lucha armada que
se prolongó por más de cinco décadas, sin lograr su
propósito y que solo sirvió para agudizar las brechas
de pobreza y desigualdad en el país. Hoy, más que
nunca, está claro que el bien común debe volver a
la centralidad de la comprensión del desarrollo. Se
hace urgente revalidar las políticas económicas,
sociales y ambientales para hacer posible la vida
querida por las comunidades, que cuenten con sus
culturas, su cosmovisión, sus planes y posibilitar así
que cada territorio se haga viable desde acuerdos
que contemplen el protagonismo de quienes hasta
ahora solo las han padecido en detrimento de su
dignidad y en beneficio de una clase minada de
corrupción. En esa transformación, una Pastoral
para la Paz debe animar la participación protagónica
y organizada de la sociedad civil, el control social y
la vinculación directa a la construcción de lo que
hoy parece más un discurso y moda llamada “Paz
territorial”.
La Pastoral para la Paz no es la del sí o la del no, es
una acción continua que contribuye a la formación
de artesanos del perdón y la reconciliación y que
invita a la instauración de la paz de Cristo que es
capaz de encarnarse en un contexto de posacuerdo.
Como Iglesia debemos convocar espacios para vivir
en la cotidianidad la participación consciente, libre
e informada, con sentido crítico y hacer del bien
común y de la fraternidad el lugar de encuentro para
reunir los anhelos de una Colombia que se abraza
en la esperanza por un futuro posible para todos y
para todas.
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