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Pripyat es actualmente una ciudad fantasma. A pesar de que nadie vive allí, tiene su propia<br />
gracia y atmósfera. No ocurrió como con los pueblos cercanos, que fueron enterrados con<br />
excavadoras. Se recuerdan sólo con carteles en la carretera con sus nombres y un mapa del<br />
pueblo. Pripyat, así como el conjunto de la zona restringida de 30 kilómetros de radio, está<br />
siendo vigilado por la policía y el ejército. A pesar de la obligación de no detenerse, esto no<br />
previno los robos y saqueos,<br />
sobre todo a partir de 1991<br />
tras la desintegración de la<br />
URSS, cuando la zona no<br />
estaba vigilada. Toda la<br />
ciudad ha sido saqueada. No<br />
hay un solo piso que no haya<br />
sido visitado por los<br />
ladrones llevándose todos<br />
los objetos preciosos que<br />
han encontrado. El paseo<br />
por la ciudad es como un<br />
viaje al pasado, sólo con la<br />
diferencia de que allí no hay una sola alma ni siquiera pájaros en el cielo. Uno sólo puede<br />
imaginar en su mente el retrato completo de esa época cuando la ciudad estaba<br />
floreciendo. Toda la ciudad se erigió sobre un campo verde, poco después de que la planta<br />
de energía nuclear fuera construida. Todo está hecho de hormigón. Las casas tienen el<br />
mismo aspecto que en otras ciudades de origen soviético. Algunas de ellas han sido<br />
cubiertas por los árboles, apenas se pueden ver desde la carretera. En apenas dos décadas,<br />
solamente quedan las ruinas de la ciudad.<br />
19 | P á g i n a