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4 OPINIÓN/ OPINION Septiembre/September 1 - Noviembre/November 30, 2017 El Aguila
Todo el personal del Consejo de Seguridad Nacional
debe ser despedido
Por Robert Romano
Al parecer, las conversaciones del
Presidente con líderes extranjeros,
incluido el Presidente de
México y el Primer Ministro de Australia,
fueron grabadas y / o transcritas
por personal del Consejo de Seguridad
Nacional, posteriormente clasificadas y
luego ilegalmente filtradas al Washington
Post.
Esta podría ser la paja que rompe la
espalda del camello. Y no para el presidente
Donald Trump, quien en última
instancia toma decisiones de personal en
la Casa Blanca, pero para aquellos que
finalmente pudieron haber ido demasiado
lejos.
Por el amor de Dios, el Presidente ni
siquiera puede tener una conversación
con líderes en México sobre el muro o
Australia sobre el vertimiento de sus refugiados
en los Estados Unidos sin que
sea filtrada por su propio personal para
sabotear las políticas del gobierno sobre
inmigración y refugiados.
Hay un patrón claro. Las filtraciones están
todas en la dirección de oponerse a la
agenda de Trump. Bajo la Constitución,
tenemos un ejecutivo por una razón. Eso
incluye la conducción de las relaciones
exteriores. En la medida en que las filtraciones
hacen más difícil que el Presidente
desempeñe sus responsabilidades
constitucionales frente a los líderes extranjeros,
socavan la seguridad nacional.
Otros ejemplos incluyen intentos de
mantener relaciones y reducir las tensiones
con Rusia. Luego, la conversación
de Michael Flynn con el ex embajador
ruso, Sergey Kislyak, fue interceptada en
diciembre y luego filtrada al Washington
Post en enero. Parte del contenido de la
reunión de Trump con Kislyak y el Ministro
de Relaciones Exteriores de Rusia,
Serguéi Lavrov -incluyendo la discusión
de las amenazas terroristas globales activas
que afectan a ambos países- en la
Oficina Oval se filtró al Washington Post
en mayo.
Parte del contenido de la conversación
del asesor y el yerno de Trump Jared
Kushner con Kislyak durante el período
de transición del 16 de noviembre
de 2016 se filtró al Washington Post de
comunicaciones interceptadas por agencias
de inteligencia estadounidenses.
Todos ellos están claramente diseñados
para sabotear los intentos del Presidente
de distensión con Rusia, algo en lo que
hizo campaña en 2016. Como si Trump
fuera el primer presidente en intentar eso.
Basta con ignorar a Eisenhower, Kenne-
dy, Nixon, Carter y Reagan -la mayor
parte de la Guerra Fría- que, a distintos
intervalos, prepararon el terreno para el
primer diálogo, estableciendo líneas directas
de comunicación para reducir la
escala de la posibilidad del intercambio
nuclear y limitar los brazos estratégicos
Y finalmente, reducirlos. Éstos solían ser
anunciados como logros diplomáticos.
Ahora toda intromisión bien intencionada
es tratada como colusión y traición.
Por cierto, estas tres cuestiones, las posiciones
de Trump en la pared con México,
los refugiados y Rusia fueron parte de lo
que lo diferenció en la política exterior
de los otros candidatos que corrieron en
2016. Aquí está la clave. Tomando esas
posiciones, Trump ganó la mayoría del
Colegio Electoral en noviembre. Trump
merece la oportunidad de perseguir esas
políticas bajo la Constitución. En cambio,
está siendo minado por su propio personal
en la Casa Blanca. Esto es inaceptable
e inexcusable.
Es por eso que Trump debe simplemente
despedir al personal del Consejo de
Seguridad Nacional en su totalidad y
empezar de cero. No se puede confiar
en nadie. No hay otra manera de estar seguro
de que las filtraciones se detendrán.
Además, hace mucho tiempo que Trump
cortó a todos los ex presidentes y sus designados
fuera del círculo de información
clasificada bajo las reglas federales y revisando
la Orden Ejecutiva 13526, algo
que los estadounidenses para el Presidente
del Gobierno Limitado Rick Manning
pidieron a principios de marzo, No tienen
necesidad de saber.
El caso por hacerlo ahora parece irrefutable,
sobre todo después de que fue
revelado por Circa.com Sara Carter el 3
de agosto que a finales de abril el Asesor
de Seguridad Nacional HR McMaster
había concedido una autorización
de seguridad continua a la ex Asesor de
Seguridad Nacional Susan Rice - semanas
después de que fue reportado por Eli
Lake de Bloomberg View que ella estaba
en el centro del desenmascarado escándalo
de la ex administración Obama dirigida
al partido de la oposición durante la
campaña electoral de 2016.
A pesar del hecho de que Rice había sido
afectada por el desenmascaramiento del
escándalo semanas antes, según Carter,
“Trump no era consciente de la carta o
la decisión de McMaster, de acuerdo con
dos altos funcionarios del West Wing y
un oficial de inteligencia, que habló a Circa
con la condición de que ellos no sean
mencionados”.
The entire National Security Council staff should be fired
By Robert Romano
So, apparently, the President’s conversations
with foreign leaders,
including the President of Mexico
and Prime Minister of Australia, were
recorded and/or transcribed by National
Security Council staff, subsequently
classified and then illegally leaked to the
Washington Post.
This might be the straw that breaks the
camel’s back. And not for President Donald
Trump, who ultimately makes personnel
decisions at the White House, but
for those who may have finally, simply
gone too far.
For goodness’ sake, the President cannot
even have a conversation with leaders in
Mexico about the wall or Australia about
dumping their refugees into the U.S.
without it being leaked by his own staff
to sabotage the administration’s policies
on immigration and refugees. There is
a clear pattern. The leaks are all in the
direction of opposing Trump’s agenda.
Under the Constitution, we have one
executive for a reason. That includes the
conduct of foreign relations. To the extent
that the leaks make it more difficult
for the President to discharge his constitutional
responsibilities dealing with
foreign leaders, they undermine national
security.
Other examples include attempts to carry
on relations and to ratchet down tensions
with Russia. Then-incoming National
Security Advisor Michael Flynn’s
conversation with former Russian
Ambassador Sergey Kislyak was intercepted
in December and then leaked to
the Washington Post in January. Some
of the content of Trump’s meeting with
Kislyak and Russian Foreign Minister
Sergey Lavrov — including discussion
of active global terrorist threats affecting
both countries — in the Oval Office was
leaked to the Washington Post in May.
Some of the substance of the conversation
of Trump’s senior advisor and
McMaster no puede mantener el control
del Consejo de Seguridad Nacional, y
Manning del Americans for Limited
Government dice que significa que es
hora de que él se vaya: “La única opción
que el Presidente Trump es limpiar la
casa en el Consejo de Seguridad Nacional,
comenzando de arriba con el General
McMaster. La amenaza que posa la
son-in-law Jared Kushner with Kislyak
during the transition period on Nov. 16,
2016 was leaked to the Washington Post
from intercepted communications by
U.S. intelligence agencies.
These are all clearly designed to sabotage
the President’s attempts at détente with
Russia, something he campaigned on in
2016. As if Trump was the first president
to ever attempt that. You have to basically
ignore Eisenhower, Kennedy, Nixon,
Carter and Reagan — most of the Cold
War — who at various intervals, set the
stage for first dialogue, establishing direct
lines of communication to deescalate
the possibility of nuclear exchange,
then limiting strategic arms and finally,
reducing them. These used to be heralded
as diplomatic accomplishments.
Now every well-intentioned overture is
treated as collusion and treason.
Incidentally, these three issues, Trump’s
positions on the wall with Mexico, refugees
and Russia were part of what
set him apart on foreign policy from
the other candidates who ran in 2016.
Here’s the key. Taking those positions,
Trump won the majority of the Electoral
College in November. Trump deserves
the chance to pursue those policies under
the Constitution. Instead, he is being undermined
by his own staff at the White
House. This is unacceptable and inexcusable.
That is why Trump must simply fire the
National Security Council staff in its entirety
and start from scratch. Nobody can
be trusted. There’s just no other way to
be certain that the leaks will stop.
In addition, it is long overdue that Trump
cut all former presidents and their designees
out of the loop of classified information
under federal rules and by revising
Executive Order 13526, something
Americans for Limited Government
President Rick Manning called for in
early March, saying “They have no need
to know.”
The case for doing so now appears all
but irrefutable, particularly after it was
revealed by Circa.com’s Sara Carter on
August 3 that in late April that National
Security Advisor H.R. McMaster had
granted a continued security clearance
to former National Security Advisor Susan
Rice — weeks after it was reported
by Bloomberg View’s Eli Lake that she
was at the heart of the unmasking scandal
by the former Obama administration
targeting the opposition party during the
2016 election campaign.
Despite the fact that Rice had been fingered
in the unmasking scandal weeks
earlier, according to Carter, “Trump was
not aware of the letter or McMaster’s
decision, according to two Senior West
Wing officials and an intelligence official,
who spoke to Circa on condition
that they not be named.”
McMaster cannot keep control of the
National Security Council, and Americans
for Limited Government’s Manning
said that means it’s time for him to
go: “The only option President Trump
has is to clean house at the National Security
Council, starting at the top with
General McMaster. The threat posed
to the country by the National Security
Council leaking requires immediate and
swift action.”
This is the part where the American people
can hope that perhaps Trump has
simply been playing dumb with Mc-
Master, carrying on like he has no clue
what’s happening with the leaks or why,
and in the meantime has developed a
strategy to survive these machinations.
Hopefully the gloves are about to come
off.
Robert Romano is the Vice President of
Public Policy for Americans for Limited
Government.
Source: NetRightDaily
filtración del Consejo de Seguridad Nacional
requiere una acción inmediata y
rápida”. Esta es la parte donde el pueblo
estadounidense puede esperar que tal
vez Trump simplemente ha estado haciéndose
el tonto con McMaster, actuando
como si no tuviera idea de lo que está
pasando con las filtraciones o por qué, y
mientras tanto ha desarrollado una estrategia
para sobrevivir a estas maquinaciones.
Esperemos que los guantes estén a
punto de quitarse.
Robert Romano es el Vicepresidente de
Políticas Públicas para Americans for
Limited Government.
Fuente: NetRightDaily