Excodra XXXVII: La violencia

Un día de mercado
Ana Mª Cuervo de los Santos
Los niños en la dicha de sus juegos
saltan y salpican en los charcos,
con manos repletas de pequeñez
colocan palitos en líneas de fantasía,
cuentan canicas en sus dibujos embarrados
frente a los ojos escurridizos de las lagartijas.
Los crujidos de un madero silban en el aire
en las manos de un hombre que suda cotidiano su trabajo
y asomadas a las ventanas unas flores
inundan la piel de las mujeres.
Crece la algarabía de las voces, un murmullo de pasos,
el picoteo de las gallinas entre las faldas.
Los niños corren carreras de caracol
y rueda entre los pies una naranja huérfana.
Casi sorprendido, estalla un deslumbrante silencio
bajo una lluvia de estrellas crueles.
Las sonrisas de los niños esparcidas en el barro
y el trueno de un alarido retumba en una sola voz.
La violencia 41 Excodra XXXVII