Excodra XXXVII: La violencia

algo así como una patada voladora, aún la recuerdo, qué barbaridad,
en el pecho, me tiró al suelo, bueno, primero contra la pared, y luego
en el suelo comenzó a zurrarme patadas que no podía ni creérmelo, no
tenía mucha fuerza, pero no paraba el muy cabronazo.
–No me lo puedo creer…
–Yo tampoco, pero ocurrió, y sigue la cosa, ya verás. Según estaba el
tío a lo suyo yo sólo podía gritar que parara, y así como él, apareció de
la nada la que era su chica, creo, y le separó. Yo me quedé tirado en el
suelo y no tenía ni puta idea de qué hacer, no podía creerme lo que
acababa de suceder. Él le decía que yo le había pegado a su perro, que
se había metido debajo de un coche, y ella trataba de tranquilizarlo
pero, como cosa de locos, comenzó a zumbarle a ella un montón de puñetazos,
como si fuera un saco, a toda leche, ahí comencé a levantarme
cuando cuatro o cinco tíos se fueron corriendo a por él, yo ya no podía
creerme lo que estaba viviendo, se pusieron a darle una paliza bestial,
la chica lloraba, les gritaba que pararan, y duró como unos segundos,
no sé, pero eran muchísimos movimientos, patadas por todos los sitios,
lo dejaron tieso y se fueron. La chica se quedó arrodillada junto a él gritándoles
hijos de puta mientras se iban corriendo así como aparecieron.
–Parece una película de Tarantino.
–Ya te digo, bueno, yo me volví a casa así como iba antes de que me
mordiera el perro.
–Pasa de todo.
–Ya lo creo.
–Aunque te juro, creo que lo más violento que he visto, fue cuando
mi ex hacía todo lo posible para echarme del piso.
–Qué me dices.
–Eso. Estuvo dos años, día tras día, haciéndome la vida imposible
para que me fuera.
–Pero fue hace mucho, ¿no? No lo sabía, sé que os separasteis hace
años, pero nunca me contaste gran cosa. Creo que nos conocimos poco
antes de que os separarais.
–Es verdad. Unos meses antes, que viniste con Carmen a aquella
cena del trabajo.
Excodra XXXVII 24 La violencia