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Excodra XXXVII: La violencia

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miento revolucionario, Gandhi trazó las coordenadas de un extremo<br />

acto de <strong>violencia</strong> sistémica, hizo aflorar los traumas reprimidos por el<br />

choque entre la estructura jerárquica de la India y las prácticas coloniales<br />

inglesas, mientras que Hitler atacó al capitalismo mediante la criminalización<br />

de los banqueros judíos y la vertebración manipuladora de<br />

una serie de valores populares pero sin atreverse a producir un acontecimiento<br />

transformador verdadero. No obstante, si tomamos como punto<br />

de referencia una perspectiva exterior al acontecimiento, la <strong>violencia</strong><br />

se sitúa en el nazismo, que propulsó las medidas necesarias para la conservación<br />

del establishment, frente a Gandhi, que únicamente promulgó<br />

un mensaje pacifista.<br />

Cabe ir más lejos en nuestro análisis: cuando, en el verano de 2017,<br />

un comando yihadista perpetró en Barcelona un atentado terrorista<br />

destinado a sembrar el terror y el caos, varios frentes trataron de atajar<br />

la esperada respuesta entre la población civil: el odio indiscriminado<br />

hacia los musulmanes. Instituciones, medios de comunicación y muros<br />

de Facebook llevaron a cabo una campaña de conciliación con nuestros<br />

vecinos de comunidades musulmanas. Como era de esperar, las muestras<br />

de odio no tardaron en llegar: insultos, escenas de patriotismo exacerbado,<br />

amenazas y argumentos de lo más variopintos, desde el consabido<br />

«yo no soy racista, pero (insertar aquí cualquier contenido calumnioso<br />

altamente elaborado)» hasta «¿qué harías tú si los que han sido<br />

asesinados fueran tus propios hijos y familiares?». El verdadero acto de<br />

<strong>violencia</strong> no es el de los terroristas de origen musulmán, que tan sólo<br />

contribuyen a agravar el orden de cosas preexistentes, las lógicas de poder,<br />

segregación y odio que ya estaban operando y que son definitivamente<br />

capturadas y puestas en escena, ni tampoco las palizas a musulmanes<br />

que sucedieron en los días sucesivos, pues sólo sirven para desarrollar<br />

el mismo guión que ya había sobre la mesa, sino el modo en que<br />

uno de los padres de las víctimas reclamó la atención de los medios. <strong>La</strong><br />

lección de humildad de este hombre se fraguó mediante un abrazo público<br />

a un imán de su localidad. «Necesito darle un abrazo a un musulmán.<br />

Que esa gente no tenga miedo. Necesito hacerlo», apuntó ante los<br />

<strong>La</strong> <strong>violencia</strong> 13 <strong>Excodra</strong> <strong>XXXVII</strong>

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