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ATENCION PLENA. EL PODER DE LA CONCENTRACION

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272 ATENCIÓN <strong>PLENA</strong><br />

remos algún día recordando el feliz acontecimiento. Como dice<br />

Bryant: «Puedes incluso volver al pasado y recordar lo feliz que<br />

eras mientras aguardabas algo con ilusión».<br />

Pese a las muchas posibilidades que tenemos de atender a los<br />

placeres de la vida, no solemos explotarlas. Como observó Robert<br />

Louis Stevenson: «No hay derecho que subestimamos tanto<br />

como el derecho a ser felices». A un extremo del espectro está<br />

la gente que nunca disfruta de nada, dice Bryant. «Son capaces<br />

de echar a perder un día precioso.» En el otro, están los afortu<br />

nados —principalmente de cierta edad— que se maravillan de<br />

las pequeñas cosas, como las tortitas del desayuno o una gracia<br />

de su mascota.<br />

Aunque las mujeres se encuentran, por lo general, en peores<br />

condiciones socioeconómicas en todo el mundo, «saborean»<br />

más que los hombres. Podría deberse, en parte, a que se las ani<br />

ma a expresar sus emociones más que a los hombres, quienes<br />

suelen afrontar la vida con un enfoque estoico y orientado a la<br />

acción. Como dice Bryant, «¿Por qué iba a querer un hombre<br />

estremecerse de placer cuando hay faena pendiente?»<br />

Al margen del género y la edad, si algo nos impide disfrutar<br />

de los placeres de la vida es, precisamente, nuestra incapacidad<br />

para prestarles atención. El jardín más precioso del mundo no<br />

se diferenciará de un aparcamiento de asfalto si lo atravesamos<br />

parloteando por el móvil. Las prisas también constituyen un<br />

gran obstáculo a la experiencia del saboreo. «¿Que tenemos que<br />

cruzar un jardín? ¡Sigamos andando! —dice Bryant—. ¡Tengo<br />

cosas que hacer!» Sin embargo, como él advierte, «ningún m o<br />

mento se repite. Si no reparas en él, lo pierdes. Para oler las<br />

rosas tienes que demorarte».<br />

Igual que los antiguos griegos temían que su felicidad ofen<br />

diera a los dioses, algunas personas evitan centrarse en los pla<br />

ceres del presente por miedo a gafar el futuro. En Japón está

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