Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 73 — w haría lo que quisiese. » Teresa, ílue desconfiaba de sí misma y de su flaqueza, no quiso arrostrar semejante obstáculo, y, en vez de atablo de frente, pidió primeramente á algunos conocidos de su padre que intercedieran para que la consiguieran ^ ansiado consentimiento; pero, como no tuviera mejor éxito su mediación, discurrió medio de llegar á sus fines por otra via. Tenía un hermano, que merecía toda su confianza, y á quien habia aconsejado ella que se retirara también del mundo. Le comunicó su proyecto, se entendieron los dos y concertaron que harían como habia hecho ella con su hermano Rodrigo en o Li o tiempo, cuando quería ir á sufrir el martirio en tierra de Moros. Tomó,
— 74 — pnes, á aquel hermano, salieron juntos de casa muy de mañana y se fueron al monasterio de Carmelitas de la Encarnación de Ávila, en el cual estaba una intima amiga suya, llamada Juana Suárez, que queria mucho, para pedir que la admitieran como novicia. Apenas tenia veinte años de edad, cuando ejecutó aquel designio. Un paso tan atrevido no dejó de costar algo caro á un corazón tan amante de su padre, con el sentimiento que tuvo, al separarse de él. « Acuérdaseme á todo mi parecer, » dice la Santa (cap. iv), y con » verdad, que cuando salí de en » casa de mi padre, no creo será » mas el sentimiento cuando me » muera, porque me parece cada
- Page 40 and 41: — 23 — andando y rogando al Se
- Page 42 and 43: — 25 — sino para recogerse á l
- Page 44: — 27 — » tulo i de su Vida, y
- Page 47 and 48: — 30 — excelentes disposiciones
- Page 49 and 50: — 32 — » mente he hallado á e
- Page 51 and 52: — 34 — cias para la niña; porq
- Page 53 and 54: — 36 — » quisiera yo que nadie
- Page 55 and 56: — 38 — recibir en su casa. Era
- Page 57 and 58: — 40 — á conversaciones de est
- Page 59 and 60: — 42 » cuenta con las personas q
- Page 61 and 62: — 44 — lo daba mi natural, para
- Page 63 and 64: — 46 — » cosas dichas, á lo q
- Page 65 and 66: - 48 - Ademas, las primeras palabra
- Page 68 and 69: — 51 — CAPÍTULO IV BS PUESTA T
- Page 70 and 71: — 33 — tuno. La cuestión era d
- Page 72 and 73: — 55 — » dicho con certinidad;
- Page 74 and 75: — 57 — » con brevedad : traía
- Page 76 and 77: — 59 — perder. « Comenzando á
- Page 78 and 79: — 61 — primeros deseos. De dia
- Page 80 and 81: — 63 — soluciones produjeron en
- Page 82 and 83: — 65 — des y el amor á la vida
- Page 84 and 85: - 67 — grandes virtudes, viudo,
- Page 86: — 69 — » estuve tres meses.»
- Page 89: — 72 — que hallaba en leer buen
- Page 93 and 94: — 76 — el motivo que la determi
- Page 95 and 96: 78 — siones y locuras del mundo,
- Page 97 and 98: — .80 — » para todo, sea bendi
- Page 99 and 100: —'82 — los consuelos con que Di
- Page 101 and 102: — 84 — mente la, denigraban, no
- Page 103 and 104: — 86 — Señor. Se emplearon tod
- Page 105 and 106: — 88 — vera, Teresa se dirigió
- Page 107 and 108: — 90 — » este mal estaba étic
- Page 109 and 110: — 92 — Efectivamente, viendo en
- Page 111 and 112: — 94 — volviera á su casa dond
- Page 113 and 114: — 96 — » tabies tormentos que
- Page 115 and 116: — 98 — quedaba como engolfada e
- Page 117 and 118: - i 00 — » monasterio, dice la S
- Page 119 and 120: — 102 — » que á otros Santos
- Page 121 and 122: — 104 — y ahinco en hacerse cad
- Page 123 and 124: — lóenlas, manifestó el grande
- Page 125 and 126: — 108 — para volver á encender
- Page 127 and 128: — ilO — » mundo. Parecia quequ
- Page 129 and 130: — 112 — » y no quería ver mas
- Page 131 and 132: — 114 — amorosamente que se lo
- Page 133 and 134: — 416 — » y no solo no la crei
- Page 135 and 136: — m — » rándola, toda me turb
- Page 137 and 138: — 120 — entonces había dividid
- Page 139 and 140: — 122 — terribles combates que
— 74 —<br />
pnes, á aquel hermano, salieron<br />
juntos <strong>de</strong> casa muy <strong>de</strong> mañana y<br />
se fueron al monasterio <strong>de</strong> Carmelitas<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> Encarnación <strong>de</strong> Ávi<strong>la</strong>, en<br />
el cual estaba una intima amiga suya,<br />
l<strong>la</strong>mada Juana Suárez, que queria<br />
mucho, para pedir que <strong>la</strong> admitieran<br />
como novicia. Apenas tenia<br />
veinte años <strong>de</strong> edad, cuando ejecutó<br />
aquel <strong>de</strong>signio.<br />
Un paso tan atrevido no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong><br />
costar algo caro á un corazón tan<br />
amante <strong>de</strong> su padre, <strong>con</strong> el sentimiento<br />
que tuvo, al separarse <strong>de</strong> él.<br />
« Acuérdaseme á todo mi parecer,<br />
» dice <strong>la</strong> <strong>Santa</strong> (cap. iv), y <strong>con</strong><br />
» verdad, que cuando salí <strong>de</strong> en<br />
» casa <strong>de</strong> mi padre, no creo será<br />
» mas el sentimiento cuando me<br />
» muera, <strong>por</strong>que me parece cada