Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 47 — » luntad, que del todo no me per- » diese : aunaue no pudo ser tan » secreto, que no hubiese quiebra » de mi honra, y sospecha en mi « padre. » Demuestran estas palabras de la Santa que las dos riendas, de que se valió el Padre de las misericordias para estorbar que fuera más adelante el extravio de la que destinaba á ser su esposa, fueron el horror á cuanto puede empañar la pureza virginal, y el temor de perder la honra. Consideraciones dignas de ser grabadas en los corazones de las madres para recomendarlas poderosamente á sus hijas, si desean verdaderamente preservarlas de vergonzosas caídas, que perderían sus almas, después de haber comprometido la honra de sus familias.
- 48 - Ademas, las primeras palabras de la cita son una queja muy sentida del grande perjuicio que á su virtud ocasionó la familiaridad y trato con una persooa algo mundana; y con el escarmiento que padeció en si misma, desea que se entienda bien el daño que causan las comunicaciones de esta especie y que se huyan, á toda costa. Y, en efecto, muchos estragos puede acarrear á una júven el roce con otra ligera y vana, porque con la amistad y trato se asemejan las costumbres; con esta diferencia, que más bien se pegan los malos ejemplos, que no se imitan las virtudes, sobre todo en almas tiernas y poco experimentadas, las cuales se dejan más fácilmente arrastrar de las malas impresiones con la desgraciada
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<strong>de</strong> que se valió el Padre <strong>de</strong> <strong>la</strong>s misericordias<br />
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madres para recomendar<strong>la</strong>s po<strong>de</strong>rosamente<br />
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