Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 41 - desdicha. La primera era el horror natural que tenia á cuanto era contrario á la castidad, de donde provenia que en todas aquellas conversaciones inútiles no tuviera ella ninguna mira ni intención criminal ó pecaminosa, sino el deseo de pasar algún rato alegre y divertido. La segunda era ei temor extraordinario que tenia de comprometer ó perder su honra, que prefería á todos los pasatiempos y diversiones del mundo. Sólo, cuando hubo entrado en sí, echó de ver y deploró el peligro que habia corrido con aquella inclinación á las vanidades y frivolidades de la vida mundana, y así, en el capítulo n de su Vida, dice: « Si yo hubiera » de aconsejar, dijera á los padres, » que en esta edad tuviesen gran
— 42 » cuenta con las personas que tratan » sus hijos; porque aquí está mu- » cho mal, que se va nuestro natu- » ral antes á lo peor, que á lo » mejor. » Así me acaeció á mí, que tenia » una hermana de mayor edad que » yo, de cuya honestidad y bondad, » que tenia mucha, desta no tomaba » nada, y tomé todo el daño de una » parienta que trataba mucho en » casa. Era de tan livianos tratos, » que mi madre la había mucho » procurado desviar que tratase en » casa (parece adivinaba el mal que » por ella me habia de venir), y » era tanta la ocasión que habia para « entrar, que no habia podido. Á »> esta que digo, me añciouó á tra- » tar : con ella era mi conversación
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<strong>de</strong>sdicha. La primera era el horror<br />
natural que tenia á cuanto era <strong>con</strong>trario<br />
á <strong>la</strong> castidad, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> provenia<br />
que en todas aquel<strong>la</strong>s <strong>con</strong>versaciones<br />
inútiles no tuviera el<strong>la</strong> ninguna<br />
mira ni intención criminal ó<br />
pecaminosa, sino el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> pasar<br />
algún rato alegre y divertido. La<br />
segunda era ei temor extraordinario<br />
que tenia <strong>de</strong> comprometer ó per<strong>de</strong>r<br />
su honra, que prefería á todos los<br />
pasatiempos y diversiones <strong>de</strong>l mundo.<br />
Sólo, cuando hubo entrado en sí,<br />
echó <strong>de</strong> ver y <strong>de</strong>ploró el peligro que<br />
habia corrido <strong>con</strong> aquel<strong>la</strong> inclinación<br />
á <strong>la</strong>s vanida<strong>de</strong>s y frivolida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
<strong>vida</strong> mundana, y así, en el capítulo n<br />
<strong>de</strong> su <strong>Vida</strong>, dice: « Si yo hubiera<br />
» <strong>de</strong> a<strong>con</strong>sejar, dijera á los padres,<br />
» que en esta edad tuviesen gran