Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
alborotar el demonio, que se habia de servir el Señor de aquel monasterio. Con todo le dije que callase, por no alborotar á las compañeras, en especial á las dos de la Encarnación, que las demás por cualquier trabajo pasaran por mi. La una destas dos era snpriora entonces de allí, y defendiéronle mucho la salida, entrambas de buenos deudos, y venían contra su voluntad, porque á todas las parecía disbarate, y después vi yo Ies sobraba razón, que cuando el Señor es servido yo funde una casa destas, paréceme que ninguna cosa admite mi pensamiento, que me parezca bastante para dejarlo de poner por obra, hasta después de hecho :
— 458 — » entonces se me ponen juntas las » dificultades. » No faltaban, pues, quebrantos á Teresa; pero no salió frustada su esperanza en el Señor, que á menudo permite los tengan sus siervos; y nunca les abondona en ellos y de todos los saca, como dice David en el Salmo XXXJII, v. 20 : « Muchas » son las tribulaciones de los justos; » y de todas ellas los librará el » Señor. » Así lo experimentó la Santa en aquel lance como en todos los demás lo había experimentado. Guando llegó ÍI la posada, supo que estaba en aquel lugar el P. Domingo Báñez, grande amigo y antiguo Confesor suyo; mandó llamarle; le enteró del asunto; le suplicó que procurara arreglarlo todo; fué de parecer aquel
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Guando llegó ÍI <strong>la</strong> posada, supo que<br />
estaba en aquel lugar el P. Domingo<br />
Báñez, gran<strong>de</strong> amigo y antiguo Confesor<br />
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