Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 429 — mujeres primero, y de hombres después, y los consideraba ya como hechos; y, viéndola llegada al colmo de sus deseos, se pensarla naturalmente que nada la quedaba ya que desear, y que su corazón rebosaba de puro contento sin mezcla alguna de cuidado y preocupación; pero no era asi. Muy bien tenia licencia para obrar según deseos; pero la licencia no la daba los medios y recursos para llevar adelante y á cima la obra. Se veia mujer flaca y pobre, sin arrimo ni ayuda temporal alguna para una obra tan heroica y colosa!, y entonces empezaron de nuevo los apuros, sin que, sin embargo, bastaran á desanimarla-y hacerla desistir de su empeño. Dos especies de recursos la eran indispensables para
— 4.M) — volver á emprender, continuar y llevar á cabo la grande empresa que habia proyectado. En primer lugar, la era menester, particularmente para establecer la reforma de los frailes, cuando menos un cooperador que entrara en sus miras, que estuviera animado del mismo espíritu que ella, qne consintiera en tomar su parte en la dirección de una empresa tan ardua y problemática; y no lo tenía á la mano entonces. Y en segundo lugar, tampoco tenía los fondos necesarios para acometer la obra; y sin ellos es muy arriesgado, por no decir más, cualquier buen éxito. Tenían su peso semejantes consideraciones; pero sólo para una alma que no tuviera tanta fe como tenía ella en la protecciou divina.
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frailes, cuando menos un cooperador<br />
que entrara en sus miras, que estuviera<br />
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tan ardua y problemática; y no lo<br />
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