Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 23 — andando y rogando al Señor que los llenara más y más de su divino amor, que bendijera su viaje y Ies concediera la gracia de aceptar el sacrificio que le ofrecian de sus vidas, cuando, ántes que hubiesen salido fuera de la ciudad, por la puerta de Adaja, los encontró un tio suyo. Al ver los dos fugitivos, los hizo volver atrás, después de haberles hecho confesar el motivo de su viaje, los restituyó á casa, y volvió á ponerlos en manos de su madre, la cual, noticiosa ya de lo ocurrido, estaba muy sobresaltada de su evasión, y cuidadosa de saber su paradero. Así que los víó regresar, riñó severamente á los dos, y el hermano procuraba disculparse echando toda la culpa á la hermana.
_ 24 — Vueltos á casa, y viendo que no les quedaba esperanza alguna de dar cumplimiento á su voto, se puso Teresita muy pensativa y preocupada otra vez con la memoria de la eternidad, como hacía antes. Estaba diciendo siempre : / Qué, para siempre; qué, sin fin! Y, viendo que no habia forma de ser mártires, sin que por esto mudaran sus sentimientos, tomaron el partido de vivir, por lo menos, separados del mundo. Con esta intención, resolviendo vivir como ermitaños, se fabricaron en la huerta de su casa dos celditas ó dos pequeñas cuevas que levantaron con ramas de árboles, no por via de juego ó entretenimiento, como suelen hacer los muchachos de su edad, (tenia entonces Teresa siete años),
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andando y rogando al Señor que los<br />
llenara más y más <strong>de</strong> su divino<br />
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<strong>con</strong>cediera <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> aceptar el<br />
sacrificio que le ofrecian <strong>de</strong> sus<br />
<strong>vida</strong>s, cuando, ántes que hubiesen<br />
salido fuera <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad, <strong>por</strong> <strong>la</strong><br />
puerta <strong>de</strong> Adaja, los en<strong>con</strong>tró un tio<br />
suyo. Al ver los dos fugitivos, los<br />
hizo volver atrás, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberles<br />
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viaje, los restituyó á casa, y volvió á<br />
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cual, noticiosa ya <strong>de</strong> lo ocurrido,<br />
estaba muy sobresaltada <strong>de</strong> su evasión,<br />
y cuidadosa <strong>de</strong> saber su para<strong>de</strong>ro.<br />
Así que los víó regresar, riñó<br />
severamente á los dos, y el hermano<br />
procuraba disculparse echando toda<br />
<strong>la</strong> culpa á <strong>la</strong> hermana.