Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
PROLOGO « Los libros de piedad, dice san » Agustin, son como unas cartas que » nos vienen de la patria celestial. » Son, pues, avisos é instrucciones del cielo; y esto nos dice de un modo suficiente el aprecio que se merecen, la veneración con que han de recibirse, la afición con que es menester leerlos, y el provecho que de ellos debemos sacar. Ademas, « somos hijos de los sana tos, » dice el Apóstol; y, bajo este supuesto, nos incumbe una estrecha Aligación de procurar parecemos á ettos, hasta que lleguemos á ser vivas
copias de nuestros padres en la fe. De otro modo, seriamos hijos degenerados é indignos de llevar el glorioso nombre de cristianos, si no nos esmeráramos en seguir sus huellas y adquirir sus virtudes. Para ello es preciso hacer un estudio particular de la vida que llevaron, del camino que siguieron, de las virtudes que practicaron, y de los ejemplos que dieron y nos dejaron. Esto es lo que se llama la ciencia de los santos, la primera, la más esencial de todas y la más digna de la atención y de la ambición de todo verdadero cristiano, como que de ella depende su futura y eterna felicidad. Con esta ciencia podemos prescindir de todas las ciencias humanas, y sin ella de poco ó nada han de servirnos todas las demás. Pues, en
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PROLOGO<br />
« Los libros <strong>de</strong> piedad, dice san<br />
» Agustin, son como unas cartas que<br />
» nos vienen <strong>de</strong> <strong>la</strong> patria celestial. »<br />
Son, pues, avisos é instrucciones <strong>de</strong>l<br />
cielo; y esto nos dice <strong>de</strong> un modo suficiente<br />
el aprecio que se merecen, <strong>la</strong><br />
veneración <strong>con</strong> que han <strong>de</strong> recibirse,<br />
<strong>la</strong> afición <strong>con</strong> que es menester leerlos,<br />
y el provecho que <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>bemos<br />
sacar.<br />
A<strong>de</strong>mas, « somos hijos <strong>de</strong> los sana<br />
tos, » dice el Apóstol; y, bajo este<br />
supuesto, nos incumbe una estrecha<br />
Aligación <strong>de</strong> procurar parecemos á<br />
ettos, hasta que lleguemos á ser vivas