Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 2S3 — tia suficiente para apreciar la gravedad de los pecados y para dirigir las filias en el camino de la salvación y perfección. Por esto insiste tanto la Santa aquí y en otras partes en que 'os eclesiásticos, que tengan que escogerse para confesar sus monjas, lengan letras. Ademas de las letras quiere la Santa que los Confesores de sus monjas sean hombres virtuosos y de experiencia, porque esto ayuda igualmente no poco para la Saüa dirección de las almas; y no Pocas veces la experiencia es prefer^le á mucha ciencia, mientras se teDga la suficiente. Por consiguiente es una cuestión que debe estudiarse ^ucho. En este punto de sus Cons- ^uciones habia dejado Teresa mucha latitud á las prioras de sus conventos
— 284 — para escoger los Confesores de sus Comunidades; esta latitud rayaba en excesiva; ya, antes que muriera ella, lo echó de ver, lo confesó, y lo sintió; y, entrando en sus miras, los prelados de la Orden quitaron después esta facultad á las superioras de los conventos, y fueron los Provinciales de la Órden los que quedaron exclusivamente encargados de la delicada misión de proveer de Confesores á las monjas que tenían bajo su obediencia, conforme al decreto del sagrado Concilio de Trento. Otro inconveniente, y no poco grave, habia igualmente en este punto de las Constituciones de la Santa, y era, que esta nimia libertad de elección podia abrir la puerta á abusos que era absolutamente necesario ex-
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podia abrir <strong>la</strong> puerta á abusos<br />
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