Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 22i — mujeres y hombres á aceptar ima Reforma que tanta repugnancia debia naturalmente inspirar á sus sentidos; y para dar principio y llevar á cabo una obra, que otros muchos, que se hubieran considerado como muy superiores á elia , se hubieran creído incapaces 'de cumplir, si se les hubiera ocurrido pensarlo. Pero era obra de Dios, y un instrumento frágil bastó para acometer con denuedo tan gloriosa empresa y desempeñarla con tan admirable resultado. listaba Teresa en el convento de la Encarnación de Ávila, recapacitando los pecados de su vida pasada y los males y estragos con que estaban afligiendo á Europa las sectas que acababa de dar á luz el averno. Meditando sobre las faltas de su
— 222 — juventud, se la representaron las tinieblas del infierno, las penas y tormentos que en aquellos calabozos lene preparados á los reprobos la justicia del supremo Juez ofendido y rengador; y se estremecía con pensar en la desgraciada suerte, que allí la aguardaba si no se retiraba del camino que ánlcs llevaba y que podía arrastrarla mucho más allá, si no rompía de un modo absoluto cun las ocasiones en que poco á poco se había ido enredando. Pensaba también en el premio y la gloria que Dios ha preparado en su reino á sus fieles siervos y escogidos; y salía de sus meditaciones ansiosa por dar á la divina justicia la debida satisfacción para no incurrir en los condignos castigos, y trabajar lo más que pudiera
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<strong>de</strong> un modo absoluto cun <strong>la</strong>s<br />
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