Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 20o — el Esposo del Cantar de Cantares quiere ponderar las gracias de su Esposa, dice que tiene una cabeza tan íloreciente como el Carmelo. Y cuando quiere el profeta Isaías pintar con vivos colores el brillo y la majestad del Mesías que veía en espíritu, como si estuviera ya en el mundo, dice que le ha sido dada la gloria del Líbano, y que ha sido revestido de todas las bellezas del Carmelo y Saron. Al contrario, cuando quieren los profetas hablar de algún gran desconsuelo y de una destrucción universal, dicen que el Carmelo se lia convertido en desierto; que se han secado sus árboles, que solían estar siempre verdes; que se han desterrado de él las alegrías y diversiones, y que, por más firme é ín-
~ 206 — móvil que parezca, se ha agitado y conmovido. En aquel monte ganó Elias contra los ochocientos cincuenta sacerdotes de Baal la insigne victoria, que leemos en el capítulo xvni del Libro tercero de los Reyes. En la cima del mismo monte uno de sus discípulos, que envió siete veces al mar, vió, la sétima vez, la misteriosa nube que, deshaciéndose en lluvia, convirtió en dichosa fertilidad la esterilidad de los campos que había durado por espacio de tres años y medio, en castigo de los delitos que habían perpetrado Acab y Jezabel. Desde aquella época fijó su morada en el Carmelo el profeta Elias junto con Elíseo, que fué el primero y el más célebre desús hijos espirituales,
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<strong>de</strong> Baal <strong>la</strong> insigne victoria, que leemos<br />
en el capítulo xvni <strong>de</strong>l Libro<br />
tercero <strong>de</strong> los Reyes. En <strong>la</strong> cima<br />
<strong>de</strong>l mismo monte uno <strong>de</strong> sus discípulos,<br />
que envió siete veces al mar,<br />
vió, <strong>la</strong> sétima vez, <strong>la</strong> misteriosa<br />
nube que, <strong>de</strong>shaciéndose en lluvia,<br />
<strong>con</strong>virtió en dichosa fertilidad <strong>la</strong><br />
esterilidad <strong>de</strong> los campos que había<br />
durado <strong>por</strong> espacio <strong>de</strong> tres años y<br />
medio, en castigo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>litos que<br />
habían perpetrado Acab y Jezabel.<br />
Des<strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> época fijó su morada<br />
en el Carmelo el profeta Elias junto<br />
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más célebre <strong>de</strong>sús hijos espirituales,