Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— 163 CAPÍTULO VIII VIRTUDES DE LA SANTA : PENITENCIA, OBEDIENCIA, HUMILDAD, POBREZA, CASTIDAD, CARIDAD, PACIENCIA Y ORACION. Con tan santas disposiciones, no Pediendo de vistaá Jesús crucificado y deseando crucificar su propia carne, ^ ejemplo de aquel sublime dechado, cobró grande odio á su cuerpo, y siguiendo las huellas de otro grande siervo de Dios, san Pedro de Alcán- ^ra, contemporáneo suyo, consisu cuerpo como su capital ene- ^go, le declaró guerra de muerte, ^ hizo con él un pacto, de no darle tregiia ni descanso mientras estu-
— 166 — viera con vida. Ayudada en esta encarnizada lucha con el recuerdo de sus culpas pasadas, cuyo dolor la llegaba al corazón, soltó la rienda á su espíritu de penitencia de manera, que parecería increíble que hubiera podido soportar tantas austeridades y mortificaciones, si no la hubiera asistido de un modo visible el Señor por cuyo amor castigaba sus carnes y se imponía tantos sacrifíeios. Vigilias, ayunos, cilicios, disciplinas, nada la parecía excesivo ni bastante para borrar completamente de su conciencia hasta la más ligera mancha de cuantas faltas había podido cometer. Tenía una salud muy quebrantada, y de esta consideración (pieria valerse el demonio para espantarla y poner un freno á su espí-
- Page 131 and 132: — 114 — amorosamente que se lo
- Page 133 and 134: — 416 — » y no solo no la crei
- Page 135 and 136: — m — » rándola, toda me turb
- Page 137 and 138: — 120 — entonces había dividid
- Page 139 and 140: — 122 — terribles combates que
- Page 141 and 142: - 124 — cion que tenía h san Agu
- Page 143 and 144: — 126 — bien que leyendo, aquel
- Page 145 and 146: — 128 — gemidos, condescendió
- Page 147 and 148: — 130 — turbar su alma; todo an
- Page 149 and 150: — 132 — todos los deleites de e
- Page 151 and 152: — 134 — en busca de la soledad
- Page 153 and 154: — 136 ~ serenidad. No queria que
- Page 155 and 156: — 138 — » mas este lenguage de
- Page 157 and 158: — 140 — » desprende la verdade
- Page 159 and 160: — 142 — r> cuenta en cosa del m
- Page 161 and 162: — 144 — inferirse cual era el c
- Page 163 and 164: — 146 — » No lo es la esperanz
- Page 165 and 166: — 148 — » AI fin la muerte 1c
- Page 167 and 168: — loO - de este amor que la estab
- Page 169 and 170: — 152 — mayores austeridades y
- Page 171 and 172: — 154 — »rada tal muerte, que
- Page 173 and 174: — — profesado una tierna devoci
- Page 175 and 176: — m — » Quo, aunque no hubiera
- Page 177 and 178: — 160 — deraha digno de su apre
- Page 179 and 180: — 181 — una visión, que el mer
- Page 184 and 185: — 167 — ritu de mortificación;
- Page 186 and 187: — 169 — misma Regla, no consult
- Page 188 and 189: — 171 — brido, y les muerde la
- Page 190 and 191: — 173 — superiores y confesores
- Page 192 and 193: — 175 ~ que, por más adelantada
- Page 194 and 195: — m — diese; y un dia estaba he
- Page 196 and 197: — 179 — Cantar de Cantares, un
- Page 198 and 199: — m — de responder álos que la
- Page 200 and 201: — 183 — las que de nada se quej
- Page 202 and 203: 185 — ó suntuosos, se desplomara
- Page 204 and 205: — 187 — « No plegué á Dios,
- Page 206 and 207: — 189 — meiUe pobre? Tengo para
- Page 208 and 209: — 191 — rior procuremos tenerla
- Page 210 and 211: — 193 — bargo de que fuera muy
- Page 212 and 213: — 195 — se puede observar el UD
- Page 214 and 215: — 197 — no solo con las limosna
- Page 216 and 217: — 199 — ras, y estaba también
- Page 218 and 219: — 201 — camino, y que ella evit
- Page 220 and 221: — 203 — CAPITULO IX REFORMA. En
- Page 222 and 223: — 20o — el Esposo del Cantar de
- Page 224 and 225: — 207 — y reunió allí un crec
- Page 226 and 227: — 209 — guos profetas, y luégo
- Page 228 and 229: — %m — gioo del profeta Elias s
- Page 230 and 231: - 213 — enteramente extinguidos,
— 166 —<br />
viera <strong>con</strong> <strong>vida</strong>. Ayudada en esta encarnizada<br />
lucha <strong>con</strong> el recuerdo <strong>de</strong><br />
sus culpas pasadas, cuyo dolor <strong>la</strong><br />
llegaba al corazón, soltó <strong>la</strong> rienda á<br />
su espíritu <strong>de</strong> penitencia <strong>de</strong> manera,<br />
que parecería increíble que hubiera<br />
podido so<strong>por</strong>tar tantas austerida<strong>de</strong>s<br />
y mortificaciones, si no <strong>la</strong> hubiera<br />
asistido <strong>de</strong> un modo visible<br />
el Señor <strong>por</strong> cuyo amor castigaba<br />
sus carnes y se imponía tantos sacrifíeios.<br />
Vigilias, ayunos, cilicios, disciplinas,<br />
nada <strong>la</strong> parecía excesivo ni<br />
bastante para borrar completamente<br />
<strong>de</strong> su <strong>con</strong>ciencia hasta <strong>la</strong> más ligera<br />
mancha <strong>de</strong> cuantas faltas había podido<br />
cometer. Tenía una salud muy<br />
quebrantada, y <strong>de</strong> esta <strong>con</strong>si<strong>de</strong>ración<br />
(pieria valerse el <strong>de</strong>monio para espantar<strong>la</strong><br />
y poner un freno á su espí-