Vida de Santa Teresa de Jesus -compuesta con fragmentos de la vida escrita por ella misma-
— m - hacerla volver á aquellas amistades y empezar de mievo aquellas conversaciones, y creyó lo que la aseguraban, de que no sólo no podían daftar á su reputación aquellas relaciones, mas antes bien la hacían mucha honra. Persuadida de ello seguía viviendo en el convento, metho monja y medio seglar, ocupando el tiempo en el coro y en el locuterio, complaciéndose más en el Segundo que en el primero, y no aparando en dispensarse con suma facilidad de los ejercicios de Comunidad. Pero si, por una parte, se veia combatida por el enemigo de su salvación, Dios, por otra, tenía siempre puesta la mano en la aldaba ^e la puerta del corazón de Teresa, honestándola y rogándola blanda y 8
— 114 — amorosamente que se lo entregara y sacrificara enteramente y sin reserva. Mucho trabajo tenia ella en resolverse á tan generoso sacrificio; Dios y las criaturas estaban, á la vez, solicitando su corazón, y no se decidla ni por un partido ni por otro. Neutral entre los dos, no encontraba gusto cabal, ni en el comercio del mundo, ni en el servicio de Dios, y su corazón era como un campo de batalla donde estaban guerreando los dos competidores para conquistarlo, como ya hemos dicho. En medio de esta continua lucha. Dios sumamente misericordioso se valió de otra visión que la Santa cuenta en el mencionado capitulo de este modo : « Estando otra vez con » la misma persona, vimos venir
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hacer<strong>la</strong> volver á aquel<strong>la</strong>s amista<strong>de</strong>s y<br />
empezar <strong>de</strong> mievo aquel<strong>la</strong>s <strong>con</strong>versaciones,<br />
y creyó lo que <strong>la</strong> aseguraban,<br />
<strong>de</strong> que no sólo no podían daftar<br />
á su reputación aquel<strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones,<br />
mas antes bien <strong>la</strong> hacían<br />
mucha honra. Persuadida <strong>de</strong> ello<br />
seguía viviendo en el <strong>con</strong>vento, metho<br />
monja y medio seg<strong>la</strong>r, ocupando<br />
el tiempo en el coro y en el locuterio,<br />
comp<strong>la</strong>ciéndose más en el<br />
Segundo que en el primero, y no<br />
aparando en dispensarse <strong>con</strong> suma<br />
facilidad <strong>de</strong> los ejercicios <strong>de</strong> Comunidad.<br />
Pero si, <strong>por</strong> una parte, se<br />
veia combatida <strong>por</strong> el enemigo <strong>de</strong> su<br />
salvación, Dios, <strong>por</strong> otra, tenía<br />
siempre puesta <strong>la</strong> mano en <strong>la</strong> aldaba<br />
^e <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> <strong>Teresa</strong>,<br />
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