Manual - CEI

INTRODUCCIÓN
El fenómeno de la movilidad humana representa un gran desafío para la sociedad
y para la Iglesia peruana, actualmente son más de tres millones y medio de
compatriotas que se encuentran fuera de nuestro país buscando un mejor futuro,
travesía que muchas veces, se ve inmersa en múltiples dificultades, como lo señala
el Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado
2015:
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“De hecho, en una época de tan vastas migraciones, un gran número de personas deja
sus lugares de origen y emprende el arriesgado viaje de la esperanza, con el equipaje
lleno de deseos y de temores, a la búsqueda de condiciones de vida más humanas. No
es extraño, sin embargo, que estos movimientos migratorios susciten desconfianza
y rechazo, también en las comunidades eclesiales, antes incluso de conocer las
circunstancias de persecución o de miseria de las personas afectadas. Esos recelos y
prejuicios se oponen al mandamiento bíblico de acoger con respeto y solidaridad al
extranjero necesitado.”
Ante esta situación, consideramos oportuno presentar unas orientaciones pastorales,
a partir de la realidad actual del Perú en relación a la migración, para que los fieles
de la Iglesia Católica puedan prestar un servicio concreto a los migrantes y su familia
en las 45 Jurisdicciones Eclesiásticas del Perú. El objetivo de este Manual, es ser
un elemento de consulta para los Pastores de nuestra Iglesia, ante la necesidad de
implantar a nivel nacional, la Pastoral de la Movilidad Humana, insertada en la Pastoral
Social. Confiamos en la disponibilidad de las comunidades eclesiales, que atentas a
la voz del Espíritu Santo, estén dispuestas a traducir en compromisos concretos las
palabras de Jesucristo: “era forastero y me acogiste” (Mt. 25, 35).
Finalizo con las palabras del Beato Juan Bautista Scalabrini: “Donde está el pueblo
que trabaja y sufre, ahí está la Iglesia”, pues, cada vez más, estoy convencido que
las migraciones masivas no dejan de ser “signos de los tiempos” que interpelan a la
Iglesia a ser “una Iglesia que se mueva”, es decir, dinámica y peregrina.
Con el auxilio la Sagrada Familia de Nazaret, quienes experimentaron la migración y
el exilio, como tantos migrantes hoy, rogamos nos inspiren a fin de responder a las
necesidades de los migrantes y su familia.