Vida Compendiada de Santa Teresa de Jesus

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— 72 — ¡Cuántas veces dormí yo al sereno por no tener donde meterme!» Corregida quedó la Santa con esta reprensión, y ya no meditaba sino la inauguración del anhelado palomar, en el que con sus piadosas compañeras le fuera permitido arrullar en presencia de su Amado. Hizo más el Señor, siempre solícito por el bien de Teresa; mandóla que, atendida la contradicción y falta de licencia de los Prelados, acudiese á Roma para obtener del Papa la facultad de sujetar el monasterio á la obediencia del Diocesano. ¿Qué más? No sólo la mandó pedir el Breve, sino que la señaló los medios de que se había de valer para alcanzarle. Fué tan prodigioso su despacho, y vino tan á tiempo, que no acertaba Teresa á dar gracias á Dios por el beneficio. Para más fortificarla la consoló el Señor por medio de Santa Clara , la cual, apareciéndosele gloriosa, la prometió toda su protección. Así lo hizo la Santa , según lo refiere la misma Santa Madre por estas palabras: «El día de Santa Clara, yendo á comulgar, se me apareció esta Santa bendita con mucha hermosura, y díjome que me esforzase y fuese adelante en lo comenzado, que ella me ayudaría. Y ha salido tan verdad, añadía, que un monasterio de su Orden , que está cerca, nos ayuda á sustentar, y lo que es más, que la

-.73 - pobreza que se tiene en su casa , me dió en deséo se tenga también en ésta; y Su Majestad, por ruego de esta Santa3 nos provée de lo necesario». Hasta aquí son palabras de la Santa. ¿Quién, pues, no ve cuánto se alegran y gozan en el cielo los Santos fundadores de las Ordenes religiosas, en que se aumenten las congregaciones, para así ver en la tierra multiplicarse los siervos y siervas de Dios que canten sin cesar sus alabanzas? Si Santa Clara así animó y favoreció á la Santa Reformadora, no la faltó tampoco la visita mil veces más honrosa de la Reina de los cielos, María Santísima , ni la de su esposo castísimo San José. La Santa refiere del modo siguiente cómo fue esta aparición: «Estando en estos mismos días (que fué la festividad de la Asunción de la Señora , año de 1561) en el convento de los PP. dominicos de Avila, en la capilla dedicada al Señor crucificado, considerando los pecados que había confesado en aquella casa, vínome un arrobamiento, que casi me sacó de mí. Sentéme, y áun parece que no pude ver alzar ni oir Misa. Parecíame que me veía vestida de una capa de mucha blancura y claridad, que al principio no veía quién me la ponía. Después vi á Nuestra Señora hácia el lado derecho, y á mi padre San José al iz-

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¡Cuántas veces dormí yo al sereno por no tener<br />

don<strong>de</strong> meterme!» Corregida quedó la <strong>Santa</strong><br />

con esta reprensión, y ya no meditaba sino la<br />

inauguración <strong>de</strong>l anhelado palomar, en el que<br />

con sus piadosas compañeras le fuera permitido<br />

arrullar en presencia <strong>de</strong> su Amado.<br />

Hizo más el Señor, siempre solícito por el<br />

bien <strong>de</strong> <strong>Teresa</strong>; mandóla que, atendida la contradicción<br />

y falta <strong>de</strong> licencia <strong>de</strong> los Prelados,<br />

acudiese á Roma para obtener <strong>de</strong>l Papa la facultad<br />

<strong>de</strong> sujetar el monasterio á la obediencia<br />

<strong>de</strong>l Diocesano. ¿Qué más? No sólo la mandó<br />

pedir el Breve, sino que la señaló los medios<br />

<strong>de</strong> que se había <strong>de</strong> valer para alcanzarle. Fué<br />

tan prodigioso su <strong>de</strong>spacho, y vino tan á tiempo,<br />

que no acertaba <strong>Teresa</strong> á dar gracias á<br />

Dios por el beneficio. Para más fortificarla la<br />

consoló el Señor por medio <strong>de</strong> <strong>Santa</strong> Clara , la<br />

cual, apareciéndosele gloriosa, la prometió toda<br />

su protección. Así lo hizo la <strong>Santa</strong> , según lo<br />

refiere la misma <strong>Santa</strong> Madre por estas palabras:<br />

«El día <strong>de</strong> <strong>Santa</strong> Clara, yendo á comulgar,<br />

se me apareció esta <strong>Santa</strong> bendita con<br />

mucha hermosura, y díjome que me esforzase<br />

y fuese a<strong>de</strong>lante en lo comenzado, que ella me<br />

ayudaría. Y ha salido tan verdad, añadía, que<br />

un monasterio <strong>de</strong> su Or<strong>de</strong>n , que está cerca,<br />

nos ayuda á sustentar, y lo que es más, que la

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