Vida Compendiada de Santa Teresa de Jesus

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— 70 — por entonces lá fundación que se proyectaba. Llegóse á saber en la ciudad que se trataba de hacer un convento de monjas reformadas de la Virgen del Cármen, y unos con burlas, otros con dicterios, y muchos con desprecios, trataban á la Santa de andariega, mujer inquieta y amiga de figurar. Las religiosas de la Encarnación decían que las afrentaba al querer un monasterio de más perfección, y que siendo este proceder tan contrario á una monja , que debía interesarse por el bien de la comunidad, debíasela meter en una cárcel. A la viuda Doña Guiomar también la tocaba su parte de persecución, porque el confesor, culpándola ser ella causa de aquel escándalo que se había dado en la ciudad, la reprendió Agriamente y hasta la nególa absolución. Espantado el Padre Provincial viendo los malos resultados que podían seguirse haciéndose la fundación, retractó su primera promesa, y dijo que negaría la licencia para la fundación de la casa. Su confesor también , el P. Alvarez , la escribió rehusando darla su consentimiento, y diciéndola cosas que la contristaron mucho. Sólo un Padre dominico, Fr. Pedro Ibañez, la animaba á llevar á efecto la empresa. Sin embargo, al ver la Santa la contradicción de la ciudad , el disgusto de sus Hermanas , y la actitud de su

— 7i — confesor y del Prelado de la Órden, desistió por entonces de ocuparse de la reforma. Seis meses pasó la Santa en este estado, hasta que al principio del año de 1561, la mandó el Señor de que nuevo procurase la fundación, y la estrechaba con mandato especial. Dijo entónces á su confesor todo lo que el Señor la ordenaba, y aquél la dió su licencia. Para principiar la fundación con más secreto, hizo venir á sus hermanos D. Juan de Ovalle y Doña Juana Ahumada, desde Alba de Tormes: mandóles tomar la casa como para sí, y cuidó de que edificasen en silencio lo necesario. Con ocasión de visitar á sus hermanos, disimulaba la salida del monasterio , y buscaba dinero para hacer la obra. Milagrosamente se veía aquí la protección de San José, pues este Santo la proporcionaba los recursos necesarios, y hasta de las Indias movió á su hermano Lorenzo de •Cepeda á que la mandase dinero para la obra. Mucho sentía Teresa que el monasterio se hiciera tan reducido , y viendo que la Iglesia y dormitorios eran demasiado pequeños , hallábase sumamente angustiada. Como Jesucristo la viese en está aflicción, la dijo un día después de comulgar: «Ya te he dicho que entres como puedas. ¡Oh codicia del género humano, •que áun tierra piensas que te ha de faltar!

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confesor y <strong>de</strong>l Prelado <strong>de</strong> la Ór<strong>de</strong>n, <strong>de</strong>sistió<br />

por entonces <strong>de</strong> ocuparse <strong>de</strong> la reforma.<br />

Seis meses pasó la <strong>Santa</strong> en este estado,<br />

hasta que al principio <strong>de</strong>l año <strong>de</strong> 1561, la mandó<br />

el Señor <strong>de</strong> que nuevo procurase la fundación,<br />

y la estrechaba con mandato especial. Dijo<br />

entónces á su confesor todo lo que el Señor la<br />

or<strong>de</strong>naba, y aquél la dió su licencia. Para principiar<br />

la fundación con más secreto, hizo venir<br />

á sus hermanos D. Juan <strong>de</strong> Ovalle y Doña<br />

Juana Ahumada, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Alba <strong>de</strong> Tormes: mandóles<br />

tomar la casa como para sí, y cuidó <strong>de</strong><br />

que edificasen en silencio lo necesario. Con ocasión<br />

<strong>de</strong> visitar á sus hermanos, disimulaba la<br />

salida <strong>de</strong>l monasterio , y buscaba dinero para<br />

hacer la obra. Milagrosamente se veía aquí la<br />

protección <strong>de</strong> San José, pues este Santo la proporcionaba<br />

los recursos necesarios, y hasta <strong>de</strong><br />

las Indias movió á su hermano Lorenzo <strong>de</strong><br />

•Cepeda á que la mandase dinero para la obra.<br />

Mucho sentía <strong>Teresa</strong> que el monasterio se hiciera<br />

tan reducido , y viendo que la Iglesia y<br />

dormitorios eran <strong>de</strong>masiado pequeños , hallábase<br />

sumamente angustiada. Como Jesucristo<br />

la viese en está aflicción, la dijo un día <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> comulgar: «Ya te he dicho que entres<br />

como puedas. ¡Oh codicia <strong>de</strong>l género humano,<br />

•que áun tierra piensas que te ha <strong>de</strong> faltar!

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