Vida Compendiada de Santa Teresa de Jesus
— 38 — entender, que así como le estuvo sujeto en la tierra, y hacía lo que le mandaba, ahora que -está en el cielo, hace cuanto le pide». El que quiera ver con más extensión lo que la Santa dijo del Patriarca San José , lea sus escritos y pondere lo que últimamente ha movido á Su Santidad Pío ix, de feliz memoria, á declararle Protector de la Iglesia universal en estos tiempos tan aciagos y calamitosos. Teresa alcanzó por la intercesión de San José, como acabamos de decir, la salud de su cuerpo; y cuando ella se prometía dedicarse á la oración en el retiro , se vió inquietada con tantas visitas, que la ocupaban gran parte del día. Llegó á tenerse conocimiento de su virtud -extraordinaria y de los grandes favores que había recibido del cielo, y como su natural afable atraía los corazones de todos, principiaron á visitarla personas de todas clases y estados. Con este motivo se entibió en la oración y áun llegó á dejarla totalmente. Bien conocía la Santa el daño que hacía á su alma aquella falta de recogimiento y trato con Dios; mas como Ja comunicación con seglares no era mala, le pareció que podía seguirla. Al Señor no le agradaba este retraimiento de su sierva, y para llamar su atención la reprendió en una ocasión representándosele lastimosamente atado á la
-39- columna. Fué el caso, como la siisma Santa dice, que estando en una grada del monasterio de la Encarnación, se le apareció Jesucristo atado á la columna, tan llagado y rasgado el brazo derecho, que la hizo una impresión admirable Como la Santa no comprendía estas visiones , y ademas la aseguraban no había inconveniente en tener estas recreaciones para alivio total de sus males , hizo poco caso del aviso que Dios aquí le daba. Siguió, por lo tanto, con las visitas , y el Señor , que no descuidaba su mayor bien, la avisó de nuevo con una visión muy significativa. Cuando Teresa estaba más ocupada en comunicar con la persona cuyo trato no agradaba á Dios, vieron ambos venir hácia ellos una gran sabandija en forma de sapo. La ligereza con que andaba el animal , el sitio inoportuno de donde pudiera salir , y la repugnancia que les causó, hicieron conocer á la Santa ser una reprensión amarga que el Señor le hacía. ¿Y cómo no había de ser así, cuando favorecida tanto del Señor, la tenía escogida, como á la Magdalena, para ser su muy íntima amiga sobre la tierra? El Señor le quiso dar á entender que su liviandad era más repugnante á sus divinos i Véase la nota 4.a al fin.
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<strong>Teresa</strong> alcanzó por la intercesión <strong>de</strong> San<br />
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Con este motivo se entibió en la oración y áun<br />
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