Vida Compendiada de Santa Teresa de Jesus
— 36 — quiso hacer de sus palabras, sino que los circunstantes esperaron al tiempo para ver su plena realización. Cuando la Santa Madre se vió en disposición de recibir los Santos Sacramentos de la Iglesia, hizo que se los dieran, y los recibió con una devoción edificante. Miéntras su alma estaba tan enriquecida con los bienes del cielo, y se recreaba con su divino Esposo sacramentado, su cuerpo estaba hecho un aparente cadáver. Con padecimientos tan graves no podía moverse; tenía la lengua despedazada con los dientes, la garganta seca sin poder pasar líquidos, y todos los miembros tan descompuestos, que sólo un dedo le quedaba libre para mover. Para cambiarla de posición era menester levantarla en una sábana, y muy pausadamente , porque todo la lastimaba. Fueron al fin templándose los dolores, mas cuando iba algún tanto reponiéndose, la acometieron unas cuartanas terribles. Al fin del año pudieron llevarla á la Encarnación. No es posible describir el amor con que la recibieron las religiosas. ¿Y cómo no había de ser así, cuando noticiosas de los grandes misterios que Dios le había revelado en su éxtasis, miraban en ella una Hija de Elias que volvería al Carmelo el fervor de los profetas?
— — Luégo que se vió en la casa de Dios, volvió á sus primeras ocupaciones religiosas. En la parte que podía se ocupaba en la oración; deseaba soledad y pedía encarecidamente al Señor que la sanase, para que, libre de la asistencia de sus Hermanas, sólo se ocupase en su servicio. Pedía á las religiosas que la encomendasen á Dios; mandaba decir misas y hacía toda clase de oraciones para que el Señor la aliviase, no tanto por verse libre de sus dolores, cuanto por poder estará solas con su Dios. Se valió del Patrocinio de San José, y por su intercesión alcanzó que se aliviasen las dolencias de su cuerpo. ¡Oh, y quién tuviera palabras para expresar lo que este excelso Patriarca favoreció á la Santa Madre, dándola, no sólo la salud del cuerpo, si que también el aprovechamiento de su alma! Esto lo dice la Santa cuando asegura que en el cuerpo y en el alma se vió muy favorecida de su celestial protector . y que esto mismo han experimentado cuantos han acudido á su poderoso valimiento. Aquí, como de paso, diré para instrucción de los que deséen el patrocinio de tan gran Santo, lo que con este motivo dice nuestra Madre: «San José es el Santo que favorece en todas las necesidades espirituales y corporales; su poder es tal, que parece que el Señor quiere dar á
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quiso hacer <strong>de</strong> sus palabras, sino que los circunstantes<br />
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Cuando la <strong>Santa</strong> Madre se vió en disposición<br />
<strong>de</strong> recibir los Santos Sacramentos <strong>de</strong> la<br />
Iglesia, hizo que se los dieran, y los recibió con<br />
una <strong>de</strong>voción edificante. Miéntras su alma estaba<br />
tan enriquecida con los bienes <strong>de</strong>l cielo,<br />
y se recreaba con su divino Esposo sacramentado,<br />
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Para cambiarla <strong>de</strong> posición era menester levantarla<br />
en una sábana, y muy pausadamente<br />
, porque todo la lastimaba. Fueron al fin<br />
templándose los dolores, mas cuando iba algún<br />
tanto reponiéndose, la acometieron unas cuartanas<br />
terribles. Al fin <strong>de</strong>l año pudieron llevarla<br />
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Elias que volvería al Carmelo el fervor <strong>de</strong> los<br />
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