Vida Compendiada de Santa Teresa de Jesus
— 224 Illmo. Sr. D. Alvaro de Mendoza, que había sido trasladado de la Sede de Ávila á esta Diócesis, deseaba hubiese en su nueva capital. Para dar cumplimiento al mandato del Padre Provincial, hizo la Santa Madre saber á sus Hijas el día de su partida; mas considerando que éstas quedaban expuestas á sufrir grandes necesidades, les dijo con aquella dulzura y amor que la distinguían: «Hijas, tengan buen ánimo, que bien lo han menester, según el desamparo y pobreza en que quedan. Mucho me consuela lo que el Señor me há dicho; que si son buenas, y guardan lo que han prometido en su profesión, no les faltará lo necesario: yo se lo ofrezco en su nombre. Si no tienen ánimo para quedarse, háblenme claro, y me las volveré á llevar». Conmovidas las religiosas al oir estas palabras de la Santa, la abrazaron tiernamente, le prometieron ser fieles á Dios, y le aseguraron que, aunque las dejára en tierra de moros, allí estarían hasta la muerte. Bien necesitaban estas Hijas de Teresa todo el valor de su Madre. No tenían más cama que unas tablas ó puertas viejas de ruinas de casa y algunas esteras. La comida era pobrísima, consistiendo su alimento en el fruto de algunas manzanas que se hallaban en la huerta.
— 225 — El demonio quería aprovecharse de tanta austeridad para turbar el espíritu de las monjas y derribar, si fuera posible, aquella santa casa de María, que sospechaba había de producir almas muy subidas en santidad. Las cuatro novicias, ó sea las ermitañas fundadoras, temieron no poder sobrellevar el rigor de aquella vida tan austéra, y llegaron á manifestar temores de no poder continuar. La Priora y demás religiosas, que habían aprendido al lado de la Santa aquella máxima tan sublime de padecer ó morir por Dios, no solamente se gozaban en la pobreza, sino que con un valor inexplicable hacían ver á las novicias ser una tentación del demonio aquel temor. Estas razones fueron suficientes para afirmar más y más la vocación de las novicias, las cuales resolvieron ser víctimas de la pobreza evangélica ántes que huir de la cruz de su Señor. Tan heroica resolución fue premiada como lo merecía, y nunca les faltó lo necesario; digo más, tuvieron recursos para reparar «u iglesia y monasterio. Entre los auxiliares que la Santa Madre les dejó, figuraba en primer lugar una estatua del niño Jesús, de aquel mismo que había acogido á las Carmelitas con tan gran cariño á su llegada á Villanueva, y que tantos agasajos le i5
- Page 180 and 181: — 174 — en el coro á María de
- Page 182 and 183: - 176- tiempo estaban las religiosa
- Page 184 and 185: - lyS - mediar aquella desolación,
- Page 186 and 187: — i8o — de Dios, y esperaba que
- Page 188 and 189: — ¡82 — vencida estoy de que h
- Page 190 and 191: — 184 — el siglo, que tanta dis
- Page 192 and 193: — i86 — la persona del Padre se
- Page 194 and 195: hizo tantos estragos en la Iglesia,
- Page 196 and 197: — 19° — Teresa el pan que la f
- Page 198 and 199: — 192 — jo consigo dos monjas d
- Page 200 and 201: — 194 — Comunidad entera presen
- Page 202 and 203: — ig6 — Miéntras que la Santa
- Page 204 and 205: prendió después ser la Virgen Mar
- Page 206 and 207: — 20O — otro acontecimiento ext
- Page 208 and 209: ción, y las demás religiosas que
- Page 210 and 211: — 204 — ñor, cuando quería qu
- Page 213 and 214: CAPITULO XVII. FUNDA LA SANTA MADRE
- Page 215 and 216: — 209 —' pués fue electo Provi
- Page 217 and 218: No es posible describir mejor las a
- Page 219 and 220: — 213 — misma Señora, á quien
- Page 221 and 222: — 2l5 — den del Capítulo gener
- Page 223 and 224: — 217 — P. Gracian y el P. Mari
- Page 225 and 226: — 219 — hace grandes alegrías
- Page 227 and 228: 221 sujetasen fácilmente al yugo d
- Page 229: — 223 — grandes demostraciones
- Page 233 and 234: CAPITULO XVIII. FUNDA LA SANTA MADR
- Page 235 and 236: — 229 — dejára otro recuerdo d
- Page 237 and 238: 231 interés que se tenía en compr
- Page 239 and 240: — 233 — ración de los Calzados
- Page 241 and 242: — 235 — cián). Se formaron tam
- Page 243 and 244: — 287 — ron de rodillas en medi
- Page 245 and 246: — 289 — Puede decirse que de la
- Page 247 and 248: CAPÍTULO XIX. VIENE LA SANTA MADRE
- Page 249 and 250: — 243 — el Señor, que tiene en
- Page 251 and 252: — 245 — y mató las muías del
- Page 253 and 254: — 247 — fueran al convento y no
- Page 255 and 256: — 249 — estaba la Descalcéz pa
- Page 257 and 258: — 25l — vosotras». Bien claro
- Page 259 and 260: — 253 — Aquí quiso el demonio
- Page 261 and 262: — 255 — dado á luz á Benjamí
- Page 263 and 264: — 257 — ron en estado de no pod
- Page 265 and 266: CAPITULO XX. MUERE LA SANTA MADRE T
- Page 267 and 268: — 2G1 — lo que nunca le faltó
- Page 269 and 270: — 263 ~ «¡En fin , soy hija de
- Page 271 and 272: — 265 — la noche y algunos minu
- Page 273 and 274: — 267 — meses con el mayor sigi
- Page 275 and 276: — 269 — cial, el P. Doria, los
- Page 277 and 278: — 271 — dores de los pueblos po
- Page 279 and 280: — 273 — mos aquí por no traspa
— 225 —<br />
El <strong>de</strong>monio quería aprovecharse <strong>de</strong> tanta<br />
austeridad para turbar el espíritu <strong>de</strong> las monjas<br />
y <strong>de</strong>rribar, si fuera posible, aquella santa<br />
casa <strong>de</strong> María, que sospechaba había <strong>de</strong> producir<br />
almas muy subidas en santidad. Las<br />
cuatro novicias, ó sea las ermitañas fundadoras,<br />
temieron no po<strong>de</strong>r sobrellevar el rigor <strong>de</strong><br />
aquella vida tan austéra, y llegaron á manifestar<br />
temores <strong>de</strong> no po<strong>de</strong>r continuar. La Priora<br />
y <strong>de</strong>más religiosas, que habían aprendido<br />
al lado <strong>de</strong> la <strong>Santa</strong> aquella máxima tan sublime<br />
<strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer ó morir por Dios, no solamente<br />
se gozaban en la pobreza, sino que con<br />
un valor inexplicable hacían ver á las novicias<br />
ser una tentación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio aquel temor.<br />
Estas razones fueron suficientes para afirmar<br />
más y más la vocación <strong>de</strong> las novicias, las<br />
cuales resolvieron ser víctimas <strong>de</strong> la pobreza<br />
evangélica ántes que huir <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> su<br />
Señor. Tan heroica resolución fue premiada<br />
como lo merecía, y nunca les faltó lo necesario;<br />
digo más, tuvieron recursos para reparar<br />
«u iglesia y monasterio.<br />
Entre los auxiliares que la <strong>Santa</strong> Madre<br />
les <strong>de</strong>jó, figuraba en primer lugar una estatua<br />
<strong>de</strong>l niño Jesús, <strong>de</strong> aquel mismo que había acogido<br />
á las Carmelitas con tan gran cariño á su<br />
llegada á Villanueva, y que tantos agasajos le<br />
i5