Vida Compendiada de Santa Teresa de Jesus
prendió después ser la Virgen María, la tomaba de la mano, la acariciaba y mandaba á las demás que hiciesen lo mismo. Oyó á otra, que reconoció más tarde se parecía á Santa Teresa de Jesús, que le decía: «Esta es tu madre, estas tus hermanas; y la Regla que has de guardar, te la van á leer». En seguida se presentó una religiosa con el libro de la Regla en la mano, y se la leyó con voz clara, añadiendo: «para aquí te quiero yo». Esta última era la venerable Madre Ana de Jesús, que fue novicia en Avila, profesó en Salamanca y fue Priora de la fundación de Veas. Luégo que Doña Catalina volvió en sí, consultó con un Padre Jesuíta qué clase de Regla era aquella que se le había indicado, y qué Orden religiosa era en la que Dios la quería. El Padre Jesuíta le dijo que era la Orden del Carmen, que la Madre Teresa de Jesús estaba reformando en Castilla. Con estos precedentes mandó á la Santa un propio, rogándole que fuese á Veas á hacer una fundación de religiosas, y que daría todos sus bienes y los de su hermana para dicha fundación. Antes de contestarle categóricamente consultó la Santa Madre con el Padre Visitador, quien le dijo que para esto era necesario contar con el Consejo de Ordenes, á que
— 199 — pertenecía aquella localidad. Cuando la Fundadora supo esto, acudió al Consejo de Ordenes; pero éste le negó la licencia: entónces la Santa le aconsejó que se dirigiera al Rey de España, suplicándole se dignára conceder lo que pedía. Hízolo así, y se obtuvo la deseada licencia. Vencida esta dificultad, Santa Teresa emprendió la marcha á Andalucía, y llevando consigo religiosas de Avila, y acompañada de D. Julián de Ávila, Antonio Gaitán y la Madre Ana de Jesús, llegó á Veas para regularizar las condiciones de la fundación. Al ir á Andalucía pasó por Toledo y Malagón, en donde tomó también algunas religiosas; mas hallándose en Almodóvar, hizo aquel pronóstico admirable en favor del P. Fr. Juan Bautista. Los piadosos padres de este religioso recibieron en su casa una noche á la Santa y «u comitiva; mirando Teresa á los ocho hijos que tenía, les dijo que uno de ellos sería un gran Santo, reformaría una Orden religiosa y salvaría muchas almas. «Ten ánimo, dijo al niño, padecerás grandes trabajos, pero Dios te consolará». Así se verificó, como la Santa Madre lo anunció: el niño Juan Bautista reformó, en medio de mil contradicciones y trabajos, la Orden Trinitaria. Ademas quiso el cielo publicar la santidad de la virgen de Avila con
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Regla en la mano, y se la leyó con voz clara,<br />
añadiendo: «para aquí te quiero yo». Esta última<br />
era la venerable Madre Ana <strong>de</strong> Jesús,<br />
que fue novicia en Avila, profesó en Salamanca<br />
y fue Priora <strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong> Veas. Luégo<br />
que Doña Catalina volvió en sí, consultó<br />
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