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FELIPE TL (7^)) PAULO IV.<br />
disponiendo á la vista completa <strong>de</strong> su sacratísima persona.<br />
Graduación precisa á la flaqueza <strong>de</strong> la criatura<br />
en esta vida mortal, que sin ser sostenida y elevada<br />
sobre sí por mano superior, le es imposible tener<br />
la fortaleza necesaria para sufrir la vista <strong>de</strong> tanta<br />
magestad , y no quedar sufocada <strong>de</strong> ella. Así dispuesta<br />
vid por fin en la sagrada Hostia estando en<br />
Misa toda la persona y humanidad <strong>de</strong> nuestro Señor<br />
Jesucristo con la foriny, magestad y gloria excesiva <strong>de</strong><br />
su resurrección. No fué imagen <strong>de</strong> Cristo la que vid<br />
allí, sino al mismo Cristo, como ella lo asegura. No<br />
fue una vista <strong>de</strong> mera perspectiva , superficial y aerea,<br />
sino cierta y <strong>de</strong> la real persona <strong>de</strong>l Señor (a). No<br />
Ja <strong>de</strong>xd indiferente d asustada con aquellos terrores<br />
pánicos con que sobresalta y comprime el mal espíritu<br />
á la criatura abandonada á sus <strong>de</strong>lirios y fantasía.<br />
Fue, sí, una visión dulce, soberana y manantial<br />
<strong>de</strong> i<strong>de</strong>as divinas y bienes celestiales para ella, la que<br />
por sus palabras solamente pue<strong>de</strong> hacernos conocer<br />
su preciosidad (b). » ¡Ó Jesús mió (dice ella misma)<br />
»quien pudiese dar á enten<strong>de</strong>r la m.igestad con que os<br />
«mostráis! Y quan Señor <strong>de</strong> todo el mundo, y <strong>de</strong><br />
«los cielos, y <strong>de</strong> otros mil mundos, y sin cuento<br />
«mundos y cielos que vos criara<strong>de</strong>s : entien<strong>de</strong> el<br />
«alma , según la magestad con que os representáis, que<br />
»no es nada para ser vos Señor <strong>de</strong> ello. Aquí se ve<br />
»daro, Jesús mió, el poco po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios en com-<br />
«paracion <strong>de</strong>l vuestro, y como quien os tuviese con-<br />
«tcnto pue<strong>de</strong> repisar el infierno todo. Aquí se ve la<br />
(a) Disputan los teólogos si Jesucristo se ha revelado á alguna alma personalmente<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su ascensión á los cielos. Sea <strong>de</strong> esto lo que se fuere<br />
, pues no nos correspon<strong>de</strong> <strong>de</strong>cidirlo , lo cierto es , que la aserción <strong>de</strong> <strong>Santa</strong><br />
<strong>Teresa</strong> está fuera <strong>de</strong> esta disputa , pues lo vió don<strong>de</strong> ya estaba antes y<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> ver-o , como nos lo ensera la fé, y para lo qual no era menester<br />
mas, que le rasgase el velo que nos lo encubre y un rayo <strong>de</strong> aquella<br />
luz celestial que dispone á los justos á la visión beatifica, lo que no repugna<br />
habiendo sido transeúnte y en alma tan purificada y iavorecida.<br />
(J)) Su vid. c. 27.