Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE IT. C/l) PAULO iy.
zon encendido en el amor divino en un San Ignacio
Mártir caminando al sup icio , en un Olimpiodaro, y
en los demás Mártires y Confesores de Cristo ardiendo
en amor suyo.
CAPITULO
SEXTO.
DIOS COMPENSA L A R G A M E N T E
a Teresa les juicios errados con que la desconsuelan
los hombres.
Años de Cristo.
Edad de Ja Santa.
1557- 42.
Li
rlenas están las historias eclesiásticas de lances
sensibles, en que á pesar de las buenas intencio-
XJes , la variedad de juicios humanos , contrariedad
de dictámenes, y modos distintos de comprehender
los negocios, sirvieron para mortificarse unos á otros
hasta los mismos santos. Buen testimonio presentan
San Pedro y San Pablo , el Papa San Estevan y San
Cipriano , San Gerónimo , San Agustín y otros. Lo
ocurrido muchas veces entre hombres tan eminentes
no es extraño se repita entre los que son menos. De
esta suerte Teresa hubo de sufrir sin consuelo humano
los perjuicios de una preocupación manifiesta , y
conocimientos errados de los jueces que entendían ÍObre
su espíritu ; cuyo tribunal descaminado atraía en
pos de sí la generalidad de los demás. Estos hombres
por su juicio precipitado no merecieron ver de cerca
, ni participar las maravillas de Dios en su síerv*.
Hilos creídos era todo embuste y obra del diablo,
no solo rebajaron el toncepto que antes tenían de
su virtud , sino que también la desacreditaron publicando
su juicio errado en la ilusión supuesta. Nada
nías temia Teresa que los engaños del demonio , y He
^ada estaba mas distante, que de adherir á persuasiones
suyas. La humildad y rendimiento que le inspi-
L