Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

28.08.2017 Views

FELIPE IT. ^ (65) PAULO IT. cia , dulzura y discreción de este , la aprobación y apoyo que merecía. Su nombre se ha perdido en el transcurso de los tiempos, pero su memoria siempre ilustre durará en los anales de esta virgen esclarecida. Baxo su dirección , aseguro los cimientos de la grande santidad que el anuncio se levantaba en ella para mucho bien en el cristianismo , y aprendió de él el medio de conciliar la mortificación y penitencia de su cuerpo, y de su interior con sus enfermedades taa continuas y penosas. En el tribunal de los que siguen á Jesucristo crucificado , y el evangelio sin interpretaciones farisayeas, se decide siempre por principios ciertos contra la concupiscencia y amor propio de la carne. De aquí resulta el engaño de los del mundo, que deseando el mismo fin que aquellos , se hallan embarazados para dirigirse á allí por los medios tan desproporcionados de las pompas , regalos y deleytes que renunciaron en el bautismo. El enemigo común, bien noticioso de nuestro apego á la comodidad y salud del cuerpo, y demás bienes de la tierra pondera , é inspira lo importante de uno y otro. Esta persuasión maligna y engañosa , lleva tras sí gentes sin nilmero que forman el partido de los enemigos de la cruz de Jesucristo. Santa Teresa no estuvo esenta de esta tentación , pero fue este el lance de una victoria gloriosa , alcanzada de sus enfermedades , del demonio , y de sí misma (a). »>Quando el demonio «ve un poco de temor , dice la Santa , no quiere él "mas pura hacernos entender , que todo nos ha de «matar y quitar la salud : hasta en tener lágrimas nos "hace temer de ct'gar. Hes pasado por esto, y por «eso lo se. Y no se yo que mejor vista ni salud po- »demos desear que perderla por tal causa. Como yo "soy tan enferma , hasta que me determiné á no ha- »cer caso del cuerpo, ni de ía salud, siempre estuve »atada sin valer nada , j ahora hago bien poco. Mas (a) Su Vida c. ao. Ka

íUPE R. (66) PAULO IT. »>como quiso Dios entendiese este ardid del demonio, «si me ponia delante el perder la salud , decía yo, «poco va en que me muera : si el descanso , no he wya menester descanso sino cruz. Aunque yo de he- »»cho soy muy enferma, era tentación del demonio, »d floxedad mia , que después que no soy tan regawlada tengo mas salud." En efecto obligada á Dios, y enardecida en su amor á vista de su infinita bondad , y humillada con la reflexión de llevar la raíz de pecado empapada en su carne como los demás hijos de Adán , se encruelece contra su cuerpo , á quien trata no ya como amigo , compañero , d esclavo, sino como á una fiera que á costa de rigor y de castigos quiere domar para servirse de él. Se viste de wn cilicio de hoja de lata formado á manera de ra- JIo , con que abre y rasga toda su piel. Se disciplina desapiadada y freqíientemente (a) con ortigas, con cadenas, con manojos de llaves, con azotes de cuerda cruzados alfileres en ellos , y pendientes estrellitas de acero para herir mejor la carne, sin aplicar á las muchas llagas que causaban en elia otra medicina que nuevos golpes con que hacia salpicar en tíer- (a) Loi a2oíe8 que padeció y sufrid de mano agem nuíífro Seílor JesucrisO tn «u pafion , autorizan el loable uso de los voluntarios de mano propia e» «us fieles. San Pedro Oamiaoo con su práctica , y con su pliumt lo defendió contra 108 esfuerzos de los cristianos relajados que lo- combatian. B^ned. XIV. je empeña en deshacer los motivos falsos y ridiculos con que lo calimiiiiaron los Médicos Juan Enrique Maybono , su hijo Enrique , y Tomás Bartoli-no, Mabilloa demuestra el ho:ior que consigaen ios que imitando á los santos ilustres por su- piedad , continúan esta laudable mortificación. Es cosa asenfaJt cu las congregaciones , destinadas á tratar de beatificaciones r que se deben »brindonai- desde kie&o las causas de aquellos siervos de Dios en quienes no s« halle una aplicación sobresaliente á la mortificación de la carne y del cuerpo* Scacc. de not. et sig. sanct. secc. 5. c. 2. Es necesario uu propósito firme d« Cita severa mortiñeacioa para llegar á la perfección cristiana, fened. XIV. da beatif. et canoniz. lib. 3, c. 28. Y las pruebas de e.no se pueden ver etr lo« Santos Padres, y en todos los Ascetas. Esta mortificación se practica por msdio de la abstinencia , del ayuno , del cilicio , de la vigilia , de-1 doruiic en tierra , de azotes voluntarios , y otras cosas á este teaor , que inventa y facilita el amor de Dios , y el espíritu de penitencia. Pero para el acierto en el modo y nrdia de practicarla es comunmente neceiaria la dirección del padre espiritual, ¿anta Teresa, cam. de períec. c. ¿y.

FELIPE IT. ^ (65) PAULO IT.<br />

cia , dulzura y discreción <strong>de</strong> este , la aprobación y<br />

apoyo que merecía. Su nombre se ha perdido en el<br />

transcurso <strong>de</strong> los tiempos, pero su memoria siempre<br />

ilustre durará en los anales <strong>de</strong> esta virgen esclarecida.<br />

Baxo su dirección , aseguro los cimientos <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong><br />

santidad que el anuncio se levantaba en ella para<br />

mucho bien en el cristianismo , y aprendió <strong>de</strong> él el<br />

medio <strong>de</strong> conciliar la mortificación y penitencia <strong>de</strong><br />

su cuerpo, y <strong>de</strong> su interior con sus enfermeda<strong>de</strong>s taa<br />

continuas y penosas. En el tribunal <strong>de</strong> los que siguen<br />

á Jesucristo crucificado , y el evangelio sin interpretaciones<br />

farisayeas, se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> siempre por principios<br />

ciertos contra la concupiscencia y amor propio <strong>de</strong> la<br />

carne. De aquí resulta el engaño <strong>de</strong> los <strong>de</strong>l mundo,<br />

que <strong>de</strong>seando el mismo fin que aquellos , se hallan<br />

embarazados para dirigirse á allí por los medios tan<br />

<strong>de</strong>sproporcionados <strong>de</strong> las pompas , regalos y <strong>de</strong>leytes<br />

que renunciaron en el bautismo. El enemigo común,<br />

bien noticioso <strong>de</strong> nuestro apego á la comodidad y<br />

salud <strong>de</strong>l cuerpo, y <strong>de</strong>más bienes <strong>de</strong> la tierra pon<strong>de</strong>ra<br />

, é inspira lo importante <strong>de</strong> uno y otro. Esta<br />

persuasión maligna y engañosa , lleva tras sí gentes sin<br />

nilmero que forman el partido <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong><br />

la cruz <strong>de</strong> Jesucristo. <strong>Santa</strong> <strong>Teresa</strong> no estuvo esenta<br />

<strong>de</strong> esta tentación , pero fue este el lance <strong>de</strong> una victoria<br />

gloriosa , alcanzada <strong>de</strong> sus enfermeda<strong>de</strong>s , <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>monio , y <strong>de</strong> sí misma (a). »>Quando el <strong>de</strong>monio<br />

«ve un poco <strong>de</strong> temor , dice la <strong>Santa</strong> , no quiere él<br />

"mas pura hacernos enten<strong>de</strong>r , que todo nos ha <strong>de</strong><br />

«matar y quitar la salud : hasta en tener lágrimas nos<br />

"hace temer <strong>de</strong> ct'gar. Hes pasado por esto, y por<br />

«eso lo se. Y no se yo que mejor vista ni salud po-<br />

»<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>sear que per<strong>de</strong>rla por tal causa. Como yo<br />

"soy tan enferma , hasta que me <strong>de</strong>terminé á no ha-<br />

»cer caso <strong>de</strong>l cuerpo, ni <strong>de</strong> ía salud, siempre estuve<br />

»atada sin valer nada , j ahora hago bien poco. Mas<br />

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