Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE IT. (48) PAULO IV.
i>de prostitución sino los defiende una clausura im^
^penetrable." Si todo esto se hiciere pesado por parecer
exageración de ánimos sobresaltados intempestivamente
, vuelva del cielo la Santa, donde su entendimiento
esclarecido con la visión de Dios, y donde
no cabe equivocación ni engaño, y se 1c oirá
decir á la prelada y fundadora de su convento de
Madrid, (a) «Si habiendo sabido que os podian ver,
j>íú disimularas, y Jo pasaras, mucho hubiera ofen-
«Jido al esposo, y quizá lo hecharas de entre vo-
«sotras. Nunca pienses de ninguna mal, pero cautela
«las cosas, comj si todas fueran malas, porque la
"ocasión hizo grandes destrucciones. Y si hasta ahora
«no ha sido (quizá porque lo ignoraban las mas) sa-
"bíendo ya que las veian , no faltarla ocasión; y el
"demonio, y sensualidad y vanidad no dormirían, que
SJC'S muy de mugeres gustar de ser vistas. Nunca mas,
«mis hijas , ni mas esposas de Dios , que quando
«gustáis por estar encerradas; y vuestro esposo gus-
«tará mas de que vendáis los cálices por vuestra ho-
«nestidad , que de su propio culto, que sois templos
«vivos de su Magestad , y no os quiere profanadas
«con la vista de los hijos del siglo. Tanto tendréis
«de santas, quanto tengáis de apartamiento, y retiro
«de los mundanos. jO mi hija quan mal entendido
«está esto! ¡Y aun entre las que se llaman mis hijas!
«¡Y lo que es mas hijas de la Virgen! Mas ni esta
«Señora purísima, ni yo, las copocerémos por hijas
«en el dia del juicio. Esto quisiera yo mucho los
«prelados y confesores amonestasen para que cerraran
«los locutorios." En el cristianísimo no hay sino un
(a) Vid. de la V. Mariana