Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I
CARLOS r. (39) PAirio irr. mundo, de afícíoíl y recreaciones, disipado su interior^ huía de la oración, que era su remedio, con el especioso pretexto de humildad, no pareciéndole bien tratar íntimamente con su Dios , quando malvarataba su atención 5^ cuidados en una criatura. Zeloso Dios de este su desvio , un dia en que mas descuidada de sí disfrutaba á satisfacción su visita en la red, Jesucristo se le presento vivamente á los ojos de su alma con grandes expresiones de enojo y de rigor , haciéndole ver el pesar que le daba con aquel su porte (a). La impresión fue vehemente, de manera que al cabo de veinte y seis años que esto escribia , la tenia tan viva en su interior, como al tiempo que sucedió. Su mucho espanto y turbación le hizo reflexionar y aborrecer su mal procedimiento, las visitas, y renuncia del que se las hacia, determinada á no verlo mas. El demonio, vigilante estuvo allí muy pronto para persuadirle que aquello era antojo , y á pesar de desmentir- Jo su interior prosiguió en lo que antes. Tanta es la fistucia del enemigo, y la debilidad humana. Otro dia en la misma visita con asistencia de otras personas, ella y los demás vieron con extraordinario susto venir uno como sapo descomunal, que por su irregular ligereza, hora, tiempo y sitio desproporcionado, horrorizo á todos. Al estár conmovidos del sobresalto y turbados, el desapareció sin saber por donde , y sola Teresa sintió el retoque del misterio en su corazón, ^uien aun no del todo se rindió' al Señor que Jo lia- 00 Fue esta visión interior en la portería del monasterio de la Encarnaron de Avila , en que se le representó Jesucristo atado á la coluna muy ^agado y rasgada la piel y carne de un codo , el que no atinando el phiá formarlo después según el órden y relación de la Santa qne lo presenciaba para que saliese arreglado á su idea y visión , en una suspencion que izo el artífice , yió hecho y perfeccionado el lastimoso araño de repente por 1113110 '^visible ; sin qne ni él , ni otros pintores hayan acertado después en ^car una copia fiel de este original que se hizo y conserva en la Ermita de ^primer Convento de San Joseph. Quantos lo han visto lo han admirado couna maravilla, y experimentan todo^ un mismo pavor y respecto extraornari0 en su presencia.
CARLOS V,. .(4°) PAULO III. maba en sus extravíos. El cielo y el infierao suspiraban por ella, y era prenda demasiado preciosa para que el demonio la llevase. Al fin de este año de disipación disperto enteramente con el golpe mas sensible (1546 )que podia sobrevenir á su amor filial. $alída(2i.) del monasterio á la asistencia de su padre en la ííltima enfermedad, hizo sí aquellos esfuerzos de ternura y de valor que él se le merecía. Pero la muerte del justo (a) que éi tuvo , y la presencia y vista del cadáver del que le habia dado el ser, la sorprendió y redujo á verdadero conocimiento. Avocase al buen religioso que confesaba y asistía entonces á su padre, confeso con él : descubridle el estado pasado y presente de su í^nn, aunque con candor y franqueza, pero con mucha confusión suya por haber dexado el trato con Dius en la oración donde habia experimentado sus misericordias de un modo tan manifiesto , y su repugnancia en volver á ella por la vergüenza extremada que sentía en presentarse de nuevo cubierta de ingratitud ante la divina Magestad , cuya conversación habia pospuesto á la de miserables criaturas. Humillada con la vista del plan que presento de su vida , y convencida con las reflexiones del docto religioso, se determina últimamente á vencer esta vergüenza secreta limitada y justa en la oración para evitar otra mayor mas sensible y publica ante el mismo Señor , como Juez inexorable en su tribunal divino. (i547.)Freqüeníd Sacramentos, le volvió el gusto(32.) de ias cosas de Dios, y constante en emplear en oración diaria las horas que se habia proyectado, á peía) Murió el Sefior Alonso Sánchez de Zepeda en el año 1546. Aunque siempre habia sido un caballero distinguido por las virtudes que ilustran á la nobleza , y por las que inspira el santo temor de Dios, pero
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maba en sus extravíos. El cielo y el infierao suspiraban<br />
por ella, y era prenda <strong>de</strong>masiado preciosa para<br />
que el <strong>de</strong>monio la llevase. Al fin <strong>de</strong> este año <strong>de</strong> disipación<br />
disperto enteramente con el golpe mas sensible<br />
(1546 )que podia sobrevenir á su amor filial. $alída(2i.)<br />
<strong>de</strong>l monasterio á la asistencia <strong>de</strong> su padre en la ííltima<br />
enfermedad, hizo sí aquellos esfuerzos <strong>de</strong> ternura y<br />
<strong>de</strong> valor que él se le merecía. Pero la muerte <strong>de</strong>l<br />
justo (a) que éi tuvo , y la presencia y vista <strong>de</strong>l cadáver<br />
<strong>de</strong>l que le habia dado el ser, la sorprendió y<br />
redujo á verda<strong>de</strong>ro conocimiento. Avocase al buen religioso<br />
que confesaba y asistía entonces á su padre,<br />
confeso con él : <strong>de</strong>scubridle el estado pasado y presente<br />
<strong>de</strong> su í^nn, aunque con candor y franqueza, pero<br />
con mucha confusión suya por haber <strong>de</strong>xado el trato<br />
con Dius en la oración don<strong>de</strong> habia experimentado<br />
sus misericordias <strong>de</strong> un modo tan manifiesto , y<br />
su repugnancia en volver á ella por la vergüenza extremada<br />
que sentía en presentarse <strong>de</strong> nuevo cubierta<br />
<strong>de</strong> ingratitud ante la divina Magestad , cuya conversación<br />
habia pospuesto á la <strong>de</strong> miserables criaturas.<br />
Humillada con la vista <strong>de</strong>l plan que presento <strong>de</strong><br />
su vida , y convencida con las reflexiones <strong>de</strong>l docto<br />
religioso, se <strong>de</strong>termina últimamente á vencer esta vergüenza<br />
secreta limitada y justa en la oración para evitar<br />
otra mayor mas sensible y publica ante el mismo<br />
Señor , como Juez inexorable en su tribunal divino.<br />
(i547.)Freqüeníd Sacramentos, le volvió el gusto(32.)<br />
<strong>de</strong> ias cosas <strong>de</strong> Dios, y constante en emplear en oración<br />
diaria las horas que se habia proyectado, á peía)<br />
Murió el Sefior Alonso Sánchez <strong>de</strong> Zepeda en el año 1546. Aunque siempre<br />
habia sido un caballero distinguido por las virtu<strong>de</strong>s que ilustran á la nobleza<br />
, y por las que inspira el santo temor <strong>de</strong> Dios, pero