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Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

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CALOS V. (31) TAVLO HU<br />

los amigos <strong>de</strong> Dios compreh-ndídos en eíla , pues, <strong>de</strong>scubre<br />

los recursos consolantes <strong>de</strong> la Religión <strong>de</strong> Jesucristo<br />

con que son fortalecidos. <strong>Teresa</strong> con su confianza,<br />

paciencia y humildad , veía los cielos abiertos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

aquel su lecho <strong>de</strong> dolor. Empleaba su débil voz en hablar<br />

soberanamente <strong>de</strong> Dios, y en <strong>de</strong>cir sus alabanzas.<br />

Su lectura anterior en los morales <strong>de</strong> San Gregorio<br />

le hacia presente á Job, aquel varón incomparable, cuya<br />

paciencia no pudo ser abatida, á pesar <strong>de</strong> su infortunio<br />

, <strong>de</strong>sastres, ruinas y <strong>de</strong> su propia miseria. Con este<br />

exemplo y el <strong>de</strong> Jesucristo crucificado le era ligero<br />

un peso tan enorme por ei favor <strong>de</strong> la gracia interior<br />

que la asistía. El Señor Alonso su padre viendo que ds<br />

la tortura <strong>de</strong> aquella muger inhumana amenazajba el<br />

fallecimiento á su hija , la conduxo á su casa <strong>de</strong> Avila.<br />

Los médicos observando la violencia con que la ética la<br />

consumia , la <strong>de</strong>sauciaron : esta noticia que melancoliza<br />

á los <strong>de</strong>más , la alegra á ella. Quiere confesarse en<br />

la víspera <strong>de</strong> la Asunción : su padre se lo estorba temeroso<br />

<strong>de</strong> que su hija se asuste, pues, no la creía tan resignada<br />

en morir. Privada <strong>de</strong> sentidos en aquella misma<br />

noche, queda inmóbil sin señales <strong>de</strong> vida por espacio<br />

<strong>de</strong> quatro dias. La olean: repiten muchas veces los<br />

credos sin po<strong>de</strong>rse <strong>de</strong>cir si está viva ó difunta. La cera<br />

<strong>de</strong> la can<strong>de</strong>la sobre sus ojos pasmados, y la falta <strong>de</strong> respiración<br />

persua<strong>de</strong>n á los mas ser muerta. Hácenle en<br />

la Iglesia <strong>de</strong>l Cármen las honras fúnebres: le labran la<br />

sepultura en su convento ; van religiosas á llevarla , y<br />

la comunidad la espera para hacerle los funerales. Ya<br />

lian convenido todos en que es muerta al cabo <strong>de</strong> quatro<br />

dias, que yace como tal, solo su padre no peimi-<br />

^e que la entierren. En esta suspensión un nuevo in«<br />

ct<strong>de</strong>nte lastimoso aumenta el dolor <strong>de</strong> todos. El olor<br />

<strong>de</strong> la ropa <strong>de</strong> su cama que ar<strong>de</strong> por <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong>l que<br />

a vela , los dispierta. Ven <strong>de</strong>spavoridos haberse ya que<br />

tnado las almohadas y la manta , sin que el ñugo dañe<br />

^ -<strong>Teresa</strong> , El pudre pesaroso <strong>de</strong> no habe rla d. xado coníesar,<br />

por un temor pueril, <strong>de</strong>rrama lágrimas amarga<br />

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