Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

CARIOS. V. (26) PAULO TTI.
consternación lo precipita inmediatamente al sepulcro.
La alegría con que es recibido Julio II, se amarga luego
al ver combatida su legítima autoridad por ios mayores
Príncipes cristianos , lo que no le dexa obrar con
Ja libertad que quisiera para suavizar las aflicciones de
la Iglesia. León X ve con mucho dolor que los medios
mismos que toma para aumento de la Religión y culto
divino, la malicia de Lutero los hace servir de ocasión
suya para derramar mas su ponzoña. Adriano VI al ver
su imposibilidad para comprimir tanta heregía muere
consumido de tristeza. Clemente VII implicado en las
competencias políticas^de los monarcas experimenta en
la recIlición de Sane Angelo la fuerza de su rigor : los
hereges entre tanto pervierten varias provincias, Inglaterra
niega todos los derechos y respetos al Papa , y este
consumido de aflicción da ñn á su vida y pontificado.
Paulo 111 piensa ser mas feliz aplicando un remedio
poderoso al mal general convocando el concilio de
Trento, y no tiene la suerte sino de empezarlo. Julio III,
Marcelo 11 , Paulo IV corren velozmente á la muerte
sin ver ei remedio de tantos males, condolidos de ver
prosperados los hereges y sus errores. La reforma deseada
por todos los buenos , ia pretexto intentar Lutero,
pero aparrado de la cabeza de la Iglesia , y ¡o que en la
realidad soiicird fue inspirar á los demás la discordia, el
desorden y aun la ruina de la silla apostólica. Al contrario
los buenos y principales entre ios ortodoxos nada
querían sino unidos al Vicario de Cristo y con su
dirección. Lulero para el destino de reformador público
de la Iglesia no presento otras credenciales de su
misión que ei odio y )a v-nganza contra los prelados y
superiores, por lo que se alarmaron contra él las potestades
legítimas eclesiástica y civil. Y aunque las circimstancias
de aquellos tiempos calamitosos le agregaron
un partido numeroso de gente perdida , no pudo
lograr pacíficamente su título supuesto de reformador,
qi e no apoyaba sino en escándalos y facciones , y al fin
pereció infelizmente como merecía un apóstata de la