Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

CARLOS V. (20) PAULO 111.
espiritual , en especial vidas de Santos, y se fomentaban
miStüamente. Aunque contemplativa como Mugdaicna
, era no menos fo^ícita y caritativa como
Marta. Su industria singular para prevenir la ju^ta
complacencia de las demás , la lenia alarmada cui:-
tra su atnor propio y descanso personal. A mas de
servir á las Religiosas en quanto querian valerse de
una novicia tan obsequiosa en público, en secreto
á horas en qué las demás dormian , ella sin obligjrle
aliñaba y plegaba los mantos , que dexaban en el
coro desplegados. Barría las oficinas comunes, y hurtaba
á las Religiosas quantos oficios humildes y penosos
podian anticiparse. A pesar de su buena intención
la calumniaron de hazañera y singular por
esta solicitud aun quando ellas dormian , y de descontenta
por su retiro y llanto penitente. Teresa,
aunque ¡oven , era demasiado muger para que las
demás la conociesen á fondo tan presto sin error. Superior
á esos juicios precipitados, fácilmente Jo lleva
todo con su paciencia y silencio. En este taller de
virtud aprendió á no acobardarse, antes bien á hacer
en lo mismo mas para vencer semejantes contradicciones
imaginarias que el tiempo desvanece. Este procedimiento
elevado le hizo reservar para sí sola lo apreciable
de su sexo, esto es, la compasión y ternura, desentendiéndose
de las demás mugeres , que aisladas en
mismas, se abisman en su propia debilidad. En efecto,
el aseo mugeril apoderado excesivamente de aquellas
Religiosas, aumentaba á una enferma con el desamparo
las penas de su-hedionda enfermedad. Huían
de ella como de apestada. Las bocas, Hagas y materias
podridas podian haber exercitado al mas valiente
gañan. Teresa se empeña en su asistencia y curación.
Su caridad, compasión y alegría llenaron de consuelo
y conformidad á la doliente, á quien ya era amable
su situación lastimosa por la solicitud y cariño de su
enfermera generosa. Teresa deseosa de su mayor bien,
y santamente ambiciosa de la paciencia de la eufer-