Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

CARLOS V. (16) CLEMENTE VH,
los Angeles (a). Lo entero y penetrante de sus sentencias
, y lo incontrastable de su elocjüencia la decidid
á favor del estado religioso; y resulto' de aquí,
que el honor que le sigue á San Pablo por haber asegurado
con sus epístolas á Agustino , le sigue igual á
San Gero'nimo por haber hecho este servicio á Teresa
con las suyas. Su espíritu rendido ya y dócil a la voz
de Dios, que lo llamaba á Religión, estaba pronto, pero
su natural empezó á mostrar toda la dificultad y rebeldía
que el amor propio y el infierno pudieron excitar en
ella para no b:b:r este cáliz , cuya amargura le era
mas desagradable que la muerte. Tres meses la duro
esta guerra interior , guerra cuya situación triste y sensible,
ella descubre con consternación aun después de
muchos años (b). »>En esta batalla estuve tres meses for-
«zándome á mí misma con esta razón, que los trabajos
«y pena de ser monja no podia ser mayor que la del
«purgatorio, y que yo habia bien merecido el infierno:
»»pero no era mucho estar lo que viviese como en ei pur-
«gatorio, y que después me íria derecha al cielo, que
«este era mi deseo::: poníame el demonio que no pondría
sufrir los trabajos de la Religión por ser tan re-
« galada. A esto me defendía con los trabajos de Cristo,por-
«que no era mucho yo pasase algunos por él, que él me
»»ayudaría á llevarlos." Determinada ya á ser Religiosa,
(1535.) victoriosa de sí misma y del demonio, (20.)
aun le restaba que forzar otra barrera que era su padre,
cuyo cariño y severidad temia ofender. El amor y
respeto que le profesaba , la obligaron á solicitar en vano
su permiso: pero su respuesta se reduxo á que no
lo concederla en sus dias, ni lo intentase hasta que con
su'muerte lograse libertad para desprenderse de su lado.
Ei amor filial junto' con su natural, aun no del todo
domado, se reforzaron mútuamente,y aliado con
ellos Satanás, nunca desesperado de su malicia, arries-
(a) S. Gerónimo á Eustoq. de custod. vig. Epist. 22,
(b) Su vid. c. 3.