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Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

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FFI.TPE II. (293) GREGORIO xrri.<br />

niíb y un relox <strong>de</strong> arena , y <strong>de</strong> ellos se servían para<br />

empezar y levantar el silencio para la oración , oiicio<br />

dmno y <strong>de</strong>más exercicios como en el convento.<br />

<strong>Santa</strong> nunca en inacción , siempre ocupada interiormente<br />

, estaba atenta al obsequio <strong>de</strong> la Santísima<br />

Trinilid, que llevaba en el fondo <strong>de</strong> su alma, especia,<br />

m n re <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su <strong>de</strong>sposorio espiritual, é iba como<br />

transportada con tan dulce compañía. Las religiosas<br />

que la corn micaban <strong>de</strong> cerca, enamoradas <strong>de</strong> su<br />

santidad aspiraba cada una á ser un traslado suyo ; y<br />

con este excmplo hasta los mozos <strong>de</strong> muías , acostumbrados<br />

antes á juramentos , maldiciones y otras<br />

insolencias , jamas <strong>de</strong>cían una mala palabra ; y alegres<br />

y gustosos guardaban el silencio que las religiosas , y<br />

con su porte publicaban la santidad <strong>de</strong> los viageros<br />

que conducían. La santa madre traía siempre en sus<br />

manos una imagen <strong>de</strong>l Niño Jesús, á quien <strong>de</strong> quando<br />

en quando abrazaba tiernamente , dábale ósculos<br />

amorosos, <strong>de</strong>cíale finezas y requiebros , y poco era<br />

menester para que su corazón abrasado se inflamase<br />

en nuevos incendios <strong>de</strong> amor, e hiciese entonces taies^<br />

extremos <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción, que parecía iba á <strong>de</strong>shacerse<br />

saliendo <strong>de</strong> ella la alma con violencia, d que la imagen<br />

<strong>de</strong>l divino Niño que la agitaba , quería entrarse<br />

en su corazón. Si por el respeto y amor que los Obispos,<br />

Príncipes y Señores ta tenían, se veía precisada<br />

á aposentarse en sus casas y palacios , ya se sabía,<br />

que lo primero <strong>de</strong> todo le habian <strong>de</strong> prevenir un apartamiento<br />

ó habitación <strong>de</strong>l todo separado <strong>de</strong> la comunicación<br />

<strong>de</strong> la familia, puerta con Il^ve, alimentos pobres<br />

y limitados, sin que admitiera instancia alguna<br />

para remitir sus ayunos y rigores. Para tratar sus negocios<br />

con las gentes, estar en las Iglesias, visitar &c.<br />

á excepción <strong>de</strong> lo interior <strong>de</strong> su clausura, estaban ella<br />

y sus monjas con el velo sobre la cara. Nada mas recatado<br />

que su persona y su conducta en casa y fuera<br />

: pero nada mas agradable, dulce y eficaz que sus<br />

palabras para consolar afligidos ? afervorizar en el ser-

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