Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE II. C292) ORECORIO XIIH
celias tiernas. No se puede de^ar de publicar el honor
que esto le hace á Santa Teresa por haber reproducido
aquellos fervores primitivos ; suyo es también
el honor de sus hijos é hijas que la han seguído,
pues se creen deudores en esto á su exemplo
y persuasiones- Suyo , en fin, el honor de esta
Orden tan edificante, por ser la Debora , la Madre
valerosa que la edifico y sostiene , después que habían
cesado los fuertes de Israel. Constante siempre
en su virtud , igual en todos los acaecimientos , no
se altero jamas, ni su semblante , ni su afecto , con la
ingratitud agena , con injurias, trabajos d incomodidades
de los caminos.
Penosas demasiado fueron estas en tanto viajar,
observando todo el rigor de la observancia que en
los conventos. Su regla en los caminos era esta. En
el dia que salia confesaban y comulgaban ella y sus compañeras
; la Santa comulgaba todos los dias, y oían Misa
los demás, para lo que llevaban Sacerdotes al P. Julián
de Avila , religiosos , y algún sugeto de distinción seglar
, á mas de los criados. Al principio viajaba en
coche d literas cerradas : después en carros muy cubiertos
y cerrados por mas conveniente á la pobreza
y humildad de su estado. En tiempo de verano
eran estos carros cerrados y sin ventilación un infierno
d purgatorio portátil, como ella decia. Antes
de abrir los carros para salir d para lo que pudiera
ocurrir , tendían el velo de lana sobre la cara para
no ser vistas de nadie. En las posadas , habiéndes^
adelantado alguno del acompañamiento y pedido un
aposento , se encerraban en él, sin dexar entrar a
nadie ; y para lo que ocurriera , recibía una los recados,
d hablaba por una ventanilla, y con el velo
puesto, aunque fuese la Santa. Si no habia aposento
separado , lo hacían con las cubiertas de los carros,
y no se permitía comunicación con las gentes. Se guardaban
la abstinencia y los ayunos en el viage , igualmente
que en los conventos. Llevaban una campa-