Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE 11. C277) GREGORIO Xlir.
netos y pelagíanos de Bnxía por los tk-mpos de Alexandro
séptimo. Los puntos principaies en que los falsos
místicos tuvieron la osadía de valerse de doctrinas
de la Santa, y viciarla son: el amor puro desinteresado
permanente, la cesación de operaciones virtuosas, el ocio
y reposo interior, y la seguridad de salvarse-las almas
que llegan al estado de la contemplación sublime
que habernos referido en el capítulo antecedente.
Uno de los que con empeño violento se arrestaron
á esto €at ei üustrísimo Arzobispo de Cambray
Francisco Sa ignac Fenelon , mas que por depravación
de entendimiento y afecto á error, por respeto si á
la confimza y amistad con que lo habia honrado Madama
Goyen. Ésta con sus escritos poco ajustados á la
mística católica, y su director el Padre Lacombc Barnabíta
con la suya dieron ocasión alas disputas ruidosas,
y al Brebe famoso de Inocencio XIÍ en 1699.
A Fenelon le aumento su acaloramiento el verse atacado
por un hombre tan grande como el ilustrísimo
señor Jacobo Benigno Bosuet. Bosuet apoyado en las
doctrinas de Santa Teresa no temió combatir á Fenelon
empeñado en defender á Madama Goyen. La.
Francia, al modo que los exércitos Israelita y Filisteo
quietos en sus trincheras veían combatir á David y
á Goliat, así veía pelear, y esperaba impaciente por quien
quedaría la victoria entre estos dos bravos combatientes
Bosuet y Fenelon. Roma al fin decidida favor del primero,
y Fenelon aumento' su crédito con la publica retratación.
Primer punto de la controversia, amor puro. Los
falsos místicos tienen caprichosamente por tal amor
al que se dirige á sola la bondad de Dios , sin otro
respeto ni relación alguna, desterrando de la alma
la esperanza de gozarle eternamente, y aun el,
deseo de la gloría. Santa Teresa estuvo tan lejos de
pensar así, que por lo contrario de acuerdo con el
concilio de Trento y doctrina universal de los Padres,
refiriendo los actos de dferentes virtudes que se van
sucediendo unos á otros en aquella contemplación su-