Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE IL (27S) GRKGORTO XJir.
wdo Uega la alma á sí, con este ósculo que pedía la
«esposa que yo entiendo aquí se le cumple esta pevticion.
Aquí se dan las aguas á esta cierva que va
»íherida, en abundancia: aquí se deleytaen el tabcrwnáculo
de Dios: aquí halla la paloma (que envió
«Noe á ver si era acabada la tempestad) la oliva
«por señal que ha hallado tierra firme dentro de las
«aguas y tempestades de este mundo. ¡O Jesús! ¡Y quien
«supiera las muchas expresiones de ¡a escritura , que
«debe haber para dar á entender esta paz de la al-
,jma ! ¡O Dios mió! Pues veis lo que nos imporpjta,
haced que quieran los cristianos buscarla, y á
,>Ios que le habéis dado , no se la quitéis por vues-
«tra misericordia; que en fin hasta que les deis la
«verdadera, y las llevéis á donde no se pueda aca-
«bar , siempre se ha de vivir con temor. Digo la
«verdadera, no porque entienda esto no lo es, sino por
«que se podría tornar la guerra primera si nosotros
»nos apartásemos de Dios.
APÉNDICE.
VINDICACION D E L A DOCTRINA D E
Santa Teresa en este punto.
Años de Cristo.
Edad de la Santa,
I572- 57-
A , ,1paso que celebramos estas gracias sublimes con
que Dios honró á su querida Teresa, debemos confesar,
que este asunto del matrimonio espiritual, así
como es un misterio, y un tesoro escondido, no en
la tierra d centro de las montañas, sino en las alturas
de la perfección; así la doctrina que lo ¡lustra es
sumamente delicada; y su mala inteligencia acarrea
conseqüencias muy funestas. Santa Teresa , que favorecida
con esas mercedes soberanas é iluminada para