Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I
FELIPE ir. C23?) r10 IVse. Princesa de Tingri, ea^ Francia : la Madre Magdalena de Jesús Centurión, y ]a Madre Fra ncisca de Juan Espinóla , en Genova : Fray AUxandro de S. Francisco Ubaldino,y Fray Juan Bautista Ursino, en Roma : Fray Alejos de S. Bernardo letzcbie , y Fray Matías de S. Francisco , en Polonia : la Madre Isabel de Jesús, Princesa Real, en Dinamarca : la Madre Margarita de Santa Ana , y la Madre Micaela de Santa Ana , Princesas Imperiales , en Viena : la Madre Teresa Margarita, y Madre María Francisca , Princesas de Parma y Modena. A muchos de estos tiene la Iglesia aprobadas sus virtudes en grado herdyco , á otros introducidas sus causas en las congregaciones : otros son célebres en virtudes y prodigios, y todos favorecidos extraordinariamente con visiones, revelaciones y con una continua y subidísima contemplacion. Las historias particulares de otros muchos religiosos y religiosas refieren el espíritu de profecía de que abundaron sus éxtasis raptos, el don de lágrimas en la oración hasta llevar los hábitos siempre bañados con su continuo llanto: las mercedes que alcanzjban de Fios para los imperios, para los Reyes, Príncipes, Ciiida« des por medio de su oración , y por esta misma la salud , la gracia , la conversión á enfermos , pecadores, hereges y gentiles. El dia y la noche los encontraba y dexaba en oración : el sol por Ja mañana los veía absortos en la oración en que los dexd la tarde antes; y ha sido común en los hijos é hijas de Teresa , tener la piel de las rodillas mas duras que de caballo, á fuerza de la postura penitente de estas sobre la tierra. Su penitencia, maceracion de la carne, y aspereza de vida asombran. Las disciplinas de sangre tan freqiientes y comunes se indician en las paredes salpicadas, en los suelos arroyados con ella, y en la molestia que unos tenían de la que les saltaba á la cara de las disciplinas de los otros. La abstinencia quasi continua les hizo penoso el comer y bañar Hh 2
FELIPE 1!. (234) PIO IV. primero con íágríims el poco 7 pobre pan que comian. No se cuidaba de limpiar el trigo de ia mas ínfima suerte para molerlo, ni de florear la arina de sí áspera y morena , de amasar con arte , ni de cocerlo seghn buen uso. Sin embargo , pasaban qua* resmas enteras á solo pan y agua , y muy freqüentemente en lo restante del año. Religiosas hubo de estas^ asiles Señoras muy principales, que ayunaron quien quatro, quien siete, quien catorce, quien quarenta &ños seguidos á solo pan y agua. Para que hubiese mas tiempo para la oración , no habia huerto para hortalizas, y las que se daban á la comunidad eran cogidas indiferentemente de las que el campo produce sin cultivo. Los perjuicios gravísimos que ocasiono la mezcla de yerbas buenas y malas sin decernimiento, obligo á usar mas precaución: pero toda ella se reduxo á echar á pacer un jumento , y el cocinero que lo seguia , tenia por buenas y cogia para los religiosos las que el animal comía. Providencia inocente que demuestra el espíritu penitente de que estaban penetrados. El mundo no llegará á comprehender el fondo de santidad que induce á este procedimiento. El Abad Ranee que entendía bien estas obras de la gracia, él puede decir el juicio que esto se merece. £n efecto , él lo refiere (a) como mas capaz de asombrar , que de imitarse. »En el siglo pasado se «vid Ja reforma de los Carmelitas Descalzos en Es- »pana , fundada en una austeridad nada inferior á la »de los padres antiguos. Leemos que los primeros re- «ligiosos de esta observancia, no comian sino yerbas, «que indiferentemente cogían sin elección en los cam- »pos , y que las que nacían en los huertos les pare- »cian demasiadamente deliciosas : toda la precaución »que usaban para conocer si eran venenosas, era, haacerías comer á algunas bestias. Su bebida no era mas (» Allí.
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Princesa <strong>de</strong> Tingri, ea^ Francia : la Madre Magdalena<br />
<strong>de</strong> Jesús Centurión, y ]a Madre Fra ncisca <strong>de</strong><br />
Juan Espinóla , en Genova : Fray AUxandro <strong>de</strong><br />
S. Francisco Ubaldino,y Fray Juan Bautista Ursino,<br />
en Roma : Fray Alejos <strong>de</strong> S. Bernardo letzcbie , y<br />
Fray Matías <strong>de</strong> S. Francisco , en Polonia : la Madre<br />
Isabel <strong>de</strong> Jesús, Princesa Real, en Dinamarca : la Madre<br />
Margarita <strong>de</strong> <strong>Santa</strong> Ana , y la Madre Micaela <strong>de</strong><br />
<strong>Santa</strong> Ana , Princesas Imperiales , en Viena : la Madre<br />
<strong>Teresa</strong> Margarita, y Madre María Francisca , Princesas<br />
<strong>de</strong> Parma y Mo<strong>de</strong>na. A muchos <strong>de</strong> estos tiene<br />
la Iglesia aprobadas sus virtu<strong>de</strong>s en grado herdyco<br />
, á otros introducidas sus causas en las congregaciones<br />
: otros son célebres en virtu<strong>de</strong>s y prodigios, y<br />
todos favorecidos extraordinariamente con visiones,<br />
revelaciones y con una continua y subidísima contemplacion.<br />
Las historias particulares <strong>de</strong> otros muchos religiosos<br />
y religiosas refieren el espíritu <strong>de</strong> profecía <strong>de</strong> que<br />
abundaron sus éxtasis raptos, el don <strong>de</strong> lágrimas en la<br />
oración hasta llevar los hábitos siempre bañados con<br />
su continuo llanto: las merce<strong>de</strong>s que alcanzjban <strong>de</strong> Fios<br />
para los imperios, para los Reyes, Príncipes, Ciiida«<br />
<strong>de</strong>s por medio <strong>de</strong> su oración , y por esta misma la<br />
salud , la gracia , la conversión á enfermos , pecadores,<br />
hereges y gentiles. El dia y la noche los encontraba<br />
y <strong>de</strong>xaba en oración : el sol por Ja mañana<br />
los veía absortos en la oración en que los <strong>de</strong>xd la<br />
tar<strong>de</strong> antes; y ha sido común en los hijos é hijas <strong>de</strong><br />
<strong>Teresa</strong> , tener la piel <strong>de</strong> las rodillas mas duras que<br />
<strong>de</strong> caballo, á fuerza <strong>de</strong> la postura penitente <strong>de</strong> estas<br />
sobre la tierra. Su penitencia, maceracion <strong>de</strong> la carne, y<br />
aspereza <strong>de</strong> vida asombran. Las disciplinas <strong>de</strong> sangre<br />
tan freqiientes y comunes se indician en las pare<strong>de</strong>s<br />
salpicadas, en los suelos arroyados con ella, y en<br />
la molestia que unos tenían <strong>de</strong> la que les saltaba á<br />
la cara <strong>de</strong> las disciplinas <strong>de</strong> los otros. La abstinencia<br />
quasi continua les hizo penoso el comer y bañar<br />
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