Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

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mucho que aquí ve. Vuelto á Madrid , y preguntado
por un Príncipe que le había parecido de los Carmelitas
Descalzos , responde : nSeñor , á los ojos de
»la carne locos : á los ojos de la fe Angeles y minissjtros
de fuego en cuerpo fantástico , para que poda-
«mos los flacos ver algo del espíritu en ellos encen-
«dido. La regla que entre ellos se observa , si se cum-
«pie bien , hace á sus profesores celestiales, pues manada
para este fin lo mas precioso que hizo ilustres á
«Elias, Eliseo , Bautista, Pablo, Antonio, Pacomio,
«Macario , Gerónimo y Basilio." Santa Teresa la primera
, y á la seguida todos sus hijos é hijas resolvieron
uniformemente añadir á los rigores de la regla
otros tantos mayores que hiciesen desaparecer los
que parecían austeros mandados en ella. Su fin principal
es la unión con Dios por la contemplación : ocupación
de los Santos en la tierra , de los Querubines
y de los demás bienaventurados en el cielo, y aun
la del mismo Dios, que es contemplarse á sí mismo.
A esto dirige esta regla todos los exercicios que
manda. Ocupación difícil sí, pero que sostenida con
constancia hace celestiales á los hombres en esta vida.
Ocupación difícil , pero que su continuación la
hace fácil y deleytable , ocupación difícil de aprender
, pero que para facilitárselas á los Carmelitas Descalzos
Ies ha dado Dios en sus dos primeros Padres
Teresa y Juan de la Cruz, dos insignes maestros y
doctores de esta ciencia , cuya doctrina de los dos la
Iglesia católica no ha dudado en proponerla á todos
los fieles para el mismo fin. Ellos se dieron tanto á
este exercicio, que llegaron á hacerlo continuo, y no
respiraban ofra cosa en quanto decían ü obraban, que
espíritu de Dios de que estaban llenos. Buena prueba
son entre innumerables las venerables Anas de S. Bartolomé
y de S. Agustín , los venerables Fray Domingo
de Jesús , María Ruzola , el hermano Fray Francisco
del Niño Jesús en España; la ya beatificada María
de la Encarnación Aurillot, y la Madre María Lie-