Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

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religiosos y religiosas en Pastrana, donde solo para esto
la esperan. Acaba de fundar en la hora el convento
de religiosas de Toledo , á costa de prodigios y
de tan extraordinarios fervores de penitencia , oración,
pobreza y otras virtudes , que el antiguo monacato
no vid en sus lauras primitivas de vírgenes, excesos
y constancia semejantes á lo que planto Teresa
en las suyas de Toledo con su exemplo y su doctrina.
Bien hallada en aquel santo establecimiento , donde
Dios se comunicaba tan francamente á sus servidoras
, repugnaba la silplica de Ruy Gómez, como
S. Pedro la del centurión que lo llamaba. Pero del
mismo modo que á este Apóstol , le manda el Señor
que vaya con la regla y constituciones, pues va á mas
de lo que piensa. De paso por Madrid halla allí á
aquel célebre napolitano Ambrosio Mariano, que fue
tan famoso por sus letras , por las armas y por su desengaño
(a). La Santa informada de todo por el mismo,
alaba á Dios que tan visiblemente mira por su honor
, y por el bien de aquella alma : reconoce ser este
el motivo por el que le mando el Señor llevase
la regla y constituciones : entrégaselas para que las medite
y alumbrado de Dios halla en ellas su camino, vocación
y felicidad, inmediatamente se decide á seguir
las instrucciones de Teresa, sus exemplos y profesión
viendo que en todo este incidente, y en la
solicitud de la Santa se descubre el llamamiento di-
(a) Ambrosio Mariano condiscípulo y amigo de Jacobo Boncompaní, Pontífice
Gregorio XXII. Doctor en ambo* derechos y Teología, excelente ea las inatetnitieu
, la retórica jr poesía. Brilló en e! concilio de Trento , y este lo
honró con una coim.iton de suma importancia en materia de Religión enviandolo
á Alemania , á Flandes y demás reynos del Norte, lo que executó á satisfacción
de los padres. Sirvió para la mayor confianza á la Reyna de Polonia.
Hecho San Juanísfa, acreditó su yalor y espada siguiendo las banderas de
la Religión en los mares. Llamado por el Rey católico para la guerra de Ita-
IÍR, contnbnyó mucho á la toma de San Quintin. Vino á la Corte de España
trayendo á su cargo H! Príncipe de Snlmona. Aquí reconcentró tadas sus miras
sobre su alma, y mientras deliberaba sobre su destino, halló i Santa Teresa en
el Palacio de la Aya del Rey Felipe.