Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I
T^UPE TI. (¿23) WO IT, no se sosegó en esta parte hasta conseguir se mandase por constitución general la limpieza y aseo hasta en el refectorio y celda de los religiosos. Providencia digna de una Madre limpia por naturaleza y mas por gracia (a). Multiplicados los conventos de frayles y monjas fue preciso formar un código ó cuerpo de . leyes» que hiciese uniforme en todos la observancia y método de vida. Para su execucion era precisa la autoridad y jurisdicción Pontificia, deque por su sexo era incapaz Santa Teresa: pero tuvo el honor de influir en un todo en su formación. El R. P. Fr. Pedro Fernandez , Dominicg señalado por Pió V., Visitador del Carmen, que habia de presidir la junta en que se estableciesen estas constituciones, consultaba primero con la Santa sobre todas y cada una , y seguía gustoso su dictamen (b). «Entre él y mi paso el concertar las Actas que puso, «y ninguna cosa hacia sin decírmelo: esto le debo," El don de consejo parecia estar vinculado á ella , y en su tiempo se creyó ser un oráculo tan acertado en las respuestas sobre negocios vidriosos é interesantes que se manejan en el mundo, como en las materias místicas y monásticas. Mucho de «sto se dexa ver en sus cartas, tanta deferencia de religiosos y seglares, de silbditos y prelados, de obispos y ministros reales, de sabios y no sabios en favor de su juicio y su gobierno no era regular sucediese, á no decirse ver sensiblemente la mano de Dios en ella. En efecto se descubría de un modo muy continuo, y de que no se podia dudar juiciosamente. Sobre su conducta irreprensible aparecian en ella como en Moysés demostraciones exteriores, que manifestaban el trato íntimo con que Dios la honraba y las gracias extraordinarias con que la habia enriquecido. En d coro, en la celda, en los caminos, en las posadas eran muy freqüentes los arrobamientos por este tiempo : no era menester poderse (a) Carta 28 y las notas aúm. 24. tom, 3. (b) Carta 28 n. a. Ge
FELTI>E IT. (224) PÍO IV. de proposito en oración para suspenderse : oír hablar de Dios , un buen pensamiento aunque ligero, era bastante para verla arrebatada en éxtasis soberanos en público igualmente que en secreto. En estos lances, y quasi siempre después de recibir la sagrada comunión, que daba extática, encendido y risueño el rostro, los ojos clavados en el cielo , rodeada de resplandores muy brillantes, que sallan del centro de ella en circunferencia, y en muchas ocasiones una paloma incógnita may hermosa volaba en giros sobre ella. Veían muchas veces lucir á modo de un sol, y no poder mirarla fijamente por ofenderles tanta luz. Una religiosa entra á hablar á la Santa en su celda, y deslumbrada con los resplandores tan vivos, que le sallan del rostro, vuelve atrás, y dixo á la compañera de la misma Santa; ¿No ve el resplandor de nuestra Madre? Y la dicha compañera responde: eso, hermana es muy ordinario en su Reverencia. Quien tanta luz soberana derramaba y despedia de sí, quien vivia entre los esplendores de los santos, quien llevaba consigo el testimonio publico del trato íntimo con Dios, ¿como no había de ver mejor que los demás rodeados de dudas, de íncertidumbre y de obscuridad, el camino de la verdad? Si Dios ilustraba asila alma y entendimiento de Teresa, no dexd de extender su beneficencia para honrar su cuerpo santo , y aquella su carne virginal desde que por la purgación mística quedo purificada á satisfacción divina, y el amor seráfico penetro y abrasó su corazón con un fuego inextinguible. Las reliquias de algunos santos después de su muerte suelen exalar un olor muy suave que denota la gloria de sus almas- en el cielo. Pero Dios nuestro señor uso la excepción singular con Teresa de concederle este privilegio á su cuerpo en vida , que exalase un olor suavísimo por espacio de muchos años, para gloria de su Magestad y crédito de ella misma. O¡or celestial que no solo lo percibía ella sino también los que la trataban de cerca, como las religiosas y
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<strong>de</strong> una Madre limpia por naturaleza y mas por gracia<br />
(a). Multiplicados los conventos <strong>de</strong> frayles y monjas<br />
fue preciso formar un código ó cuerpo <strong>de</strong> . leyes»<br />
que hiciese uniforme en todos la observancia y método<br />
<strong>de</strong> vida. Para su execucion era precisa la autoridad y<br />
jurisdicción Pontificia, <strong>de</strong>que por su sexo era incapaz <strong>Santa</strong><br />
<strong>Teresa</strong>: pero tuvo el honor <strong>de</strong> influir en un todo en su<br />
formación. El R. P. Fr. Pedro Fernan<strong>de</strong>z , Dominicg<br />
señalado por Pió V., Visitador <strong>de</strong>l Carmen, que habia<br />
<strong>de</strong> presidir la junta en que se estableciesen estas<br />
constituciones, consultaba primero con la <strong>Santa</strong> sobre<br />
todas y cada una , y seguía gustoso su dictamen (b).<br />
«Entre él y mi paso el concertar las Actas que puso,<br />
«y ninguna cosa hacia sin <strong>de</strong>círmelo: esto le <strong>de</strong>bo,"<br />
El don <strong>de</strong> consejo parecia estar vinculado á ella , y<br />
en su tiempo se creyó ser un oráculo tan acertado en<br />
las respuestas sobre negocios vidriosos é interesantes<br />
que se manejan en el mundo, como en las materias místicas<br />
y monásticas. Mucho <strong>de</strong> «sto se <strong>de</strong>xa ver en sus cartas,<br />
tanta <strong>de</strong>ferencia <strong>de</strong> religiosos y seglares, <strong>de</strong> silbditos<br />
y prelados, <strong>de</strong> obispos y ministros reales, <strong>de</strong><br />
sabios y no sabios en favor <strong>de</strong> su juicio y su gobierno<br />
no era regular sucediese, á no <strong>de</strong>cirse ver sensiblemente<br />
la mano <strong>de</strong> Dios en ella. En efecto se <strong>de</strong>scubría<br />
<strong>de</strong> un modo muy continuo, y <strong>de</strong> que no se<br />
podia dudar juiciosamente. Sobre su conducta irreprensible<br />
aparecian en ella como en Moysés <strong>de</strong>mostraciones<br />
exteriores, que manifestaban el trato íntimo con que<br />
Dios la honraba y las gracias extraordinarias con que<br />
la habia enriquecido. En d coro, en la celda, en<br />
los caminos, en las posadas eran muy freqüentes los arrobamientos<br />
por este tiempo : no era menester po<strong>de</strong>rse<br />
(a) Carta 28 y las notas aúm. 24. tom, 3.<br />
(b) Carta 28 n. a.<br />
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