Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FEtTPE IT. (202) PIO TV.
misericordias, reconviéncle sobre su providencia , redención
y SLI sangre derramada sin fruto en aquellos
inmensos países. Ofrécese para el remedio en quanto
es , puede y va'e. Pero al ver los embarazos y bordes
tan estrechos á que la ciñe su sexo , se deshace
, ^ime , lamenta , anega su corazón en un torrente
de lagrimas por la eterna reprobación de los indios,
á que ios expone su suerte y por su suerte propia no poderlos
remediar. Insta de nuevo ai Señor en favor de la
conversión de aquella gentilidad , y Dios agradado de
la intercesión de esta ilustre Virgen , con que acredita
ser su protectora , la hace oír su divina palabra
que le endereza á lo íntimo de su alm.n (a): «Espe-
»ra un poco, hija, y verás grandes cosas." Palabra s£>
tisfactoria á sus ansias, pero que mandada esperar un
poco para ver el éxito de esta respuesta favorable,
se Jas aumenta mas de un modo placentero, pues le
parece ver ya al rededor de sí á sus Descalzos que
tanto deseaba fundar , para cooperar con ellos y por
ellos á la salvación de muchos. En la hora le avisan
que el General de su Orden , de quien entonces aim
dependía , el Reverendísimo Fray Juan Bautista Rúbeo
de Ravena, por mandato del Sumo Pontífice Pió Y,
á instancias del Rey Felipe .II , viene á solicitar la
reforma de los suyos , quien á la sazón ha tomado
ya tierra en España. Desayrado con las repulsas que
su destino y órdenes hallaron en Andalucía , vino a
Avila para conocer á la famosa Teresa , de cuya gran
virtud y empresas tenia mucha noticia , y para celebrar
allí un solemne capítulo que adoptase la reforma
que el , el Rey y el Papa deseaban , á vista de
la reformadora del Carmelo , y de su nuevo conven»
to reformado. Este edificativo padre tiene la poca satisfacción
de no ver sus solicitudes tan prosperadas
como las de Teresa. La ve , la trata con freqüencía:
ella como á su padre y prelado superior le descubrí:
(a) Lib. de sus Fundac. c. t*