Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

jELTPE n. (160) PIO IV.
cer, obscuridad al entendimiento , o!vido de quanto
habia autorizado su execucion , tristeza en su interior
, desconfianza de haber obrado bien , temor de
malas resultas, y una pusilaminidad vergonzosa que
del todo la abatía. Dios habia dado por breves instantes
esta permisión al demonio , y eila como un enfermo
debilitado á quien sorprehende un nuevo síntoma
, y apocadas sus propias fuerzas para sostenerse,
ya temía caer en la aflicción á que Ja precipitaban,
y desmayar si le faltaba el socorro celestial. Tal es
la criatura en una grave tentación si se retira Dios
aun en el primer momento. Pero un rayo de iuz que
se desprende prontamente del trono divino, renueva
su fortaleza , propósitos y fervor , y ante el Santísimo
Sacramento promete descalzarse quanto antes la
permitan, cerrarse en aquella clausura estrechi, y dar
con su exemplo alma á la Reforma. Vencido en esta
ocasión, pero no escarmentado Satanás, alborota
al convento de la Encarnación, y á la ciudad contra
la Santa. Su Prelada ostigada con la desordenada
vocería de aquella Comunidad, la obliga á ir allá.
Se presenta con prontitud. Sola su presencia calma la
indignación , que parecía le habia de oprimir: habla,
y todo se tranquiliza. El Provincial sobresaltado con
la primera comocio« del convento , la llama á juicio.
Con su silencio y paciencia incomparable dá lugar al
enojo , que como un torrente se precipita de la boca
del Prelado. Preguntada de él, y no antes, responde
; y mandada hable por sí, lo hace con mansedumbre
y humildad; y sus palabras enérgicas y celestiales
satisfacen tanto á su Juez, que se le hace su protector
; y en "este lance alcanza mas de él , que con
todas las negociaciones pasadas. feComo yQ tenia quie-
»tud en mí (dice la Santa) (a) y me ayudaba el Señor,
«di mí descuento de manera que no hallo el Provinjjcial,
ni las que allí estaban por que me condenar.
(a) Su vida c. atf.