Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

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FELIPE II. 049) Pr0 IV* escribió. Quedo con ella ran determinada la Santa á fundar con pobreza , que ya no dudo jamas, como refiere ella misma (a): "Ya con este parecer y favor »como quien me lo podia dar por tenerlo sabido por alarga experiencia , yo determiné no andar buscando >otros. Estando un dia mucho encomendándolo á Dios, jme dixo el Señor : que en ninguna manera dexase >ie hacerlo pobre, que esta era la voluntad de su 'Padre y suya, que él me ayudarla. Fue con tan grandes efectos en un arrobamiento, que en ninguna ma- >nera puede tener duda que era de Dios. Otra vez jme dixo que en la renta estaba la confusión y otras »cosas en loor de la pobreza , y asegurándome que »á quien le servia no le faltaba lo necesario para vi- >vir. Y esta falta, como digo, nunca temí por mí ; ya jyo estaba muy contenta con haber entendido esto, >y tener tales pareceres (b). No me parecía sino que >poseía toda la riqueza del mundo en deterrainándo- >me en vivir de por amor de Dios." APÉNDICE. Años de Cristo. Edad de ¡a Santa* 1560. 45- antos recursos á Dios, á los Santos y á los letrados , como son los que hizo Santa Teresa para adoplsr la pobreza evangélica en su reforma , no fueron ^i acaso, ni asomo de desconfianza en Dios. El ningún cuidado de su persona y salud : tantos sacrificios como habia hecho de su vida por amor de Dios y ^el próximo : la entrega total que hizo de sí sin res^rva , y repetía con freqüencia : los prodigios con que la habia librado de los peligros mas extremados; y la (a) Su vid. c. 3.5. £! P. íbaflez sabedor ya de la voluntad de Dios, del dictamen tan sólido de San edro de Alcántara, y mas bien pensado el asunto, mudó de parecer , y lo fue del ^ la Santa con mucho empeño en adelante.

FELTPE rr. (r50) 1510IV* continua protección y solicitud con que la favorecía, de una manera tan singular, no la permitían la menor duda sobre fiar á la Providencia divina quanto pertenecía á su persona. Pero una fundadora de una religión y una descendencia succesiva de innumerables individuos de uno y otro sexo , cuyo modo de subsistir debía providenciar de antemano : un fundador , y qualquiera cabeza de sociedad debe contar por una de sus miras principales este ramo de provisión ; y la subsistencia fácil de una persona libre , se hace imposible á Ja prudencia humana , para una multitud sin fondo seguro , y sin libertad para buscarla. Por este motivo no podía Teresa fiarse de sí misma en negocio tan grave, sino solicitar el sentir de muchos. Este fue tan vario como las clases de personas que consultó. Primero : nuestro Señor Jesucristo sostuvo este consejo evangélico , y se lo insinuó á Teresa con expreso mandato y promesa de su asistencia hasta decirle , como ella refiere , que en ninguna manera dexase de hacer el convento pobre, que esta era la voluntad de su Padre y suya, que él la ayudaría. Segundo : S. Pedro de Alcántara , el que entre los hombres á quienes consultó , fue el que mas se allegó al dictamen divino , pues adheriendo al Evengelio , y enseñado de su propia experiencia , estuvo de parte de la pobreza , como se ve en la carta referida. Tercero : el Presentado Ibañez y otros teólogos después de haber apurado lo mas metafísico y escolástico de sus estudios en que fiaron para la resolución, decidieron contra la pobreza. Quarto: los letrados no hallaron en sus Digesros, Pandectas, Constituciones y Novelas de Justiniano con que serle favorables. Y como si desde un tribunal juzgaran una mala causa , ó sentenciaran á un reo facineroso , reprobaron la pobreza en la fundación. Santa Teresa hubiera mirado con indiferiencia á estos últimos dictámenes, y aun se hubiera qui' za determinado á fundar con el seguro de algún socorro temporal , si pudiendo prescindir del mandato

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continua protección y solicitud con que la favorecía,<br />

<strong>de</strong> una manera tan singular, no la permitían la menor<br />

duda sobre fiar á la Provi<strong>de</strong>ncia divina quanto pertenecía<br />

á su persona. Pero una fundadora <strong>de</strong> una religión<br />

y una <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia succesiva <strong>de</strong> innumerables individuos<br />

<strong>de</strong> uno y otro sexo , cuyo modo <strong>de</strong> subsistir <strong>de</strong>bía<br />

provi<strong>de</strong>nciar <strong>de</strong> antemano : un fundador , y qualquiera<br />

cabeza <strong>de</strong> sociedad <strong>de</strong>be contar por una <strong>de</strong> sus<br />

miras principales este ramo <strong>de</strong> provisión ; y la subsistencia<br />

fácil <strong>de</strong> una persona libre , se hace imposible<br />

á Ja pru<strong>de</strong>ncia humana , para una multitud sin<br />

fondo seguro , y sin libertad para buscarla. Por este<br />

motivo no podía <strong>Teresa</strong> fiarse <strong>de</strong> sí misma en negocio<br />

tan grave, sino solicitar el sentir <strong>de</strong> muchos. Este<br />

fue tan vario como las clases <strong>de</strong> personas que consultó.<br />

Primero : nuestro Señor Jesucristo sostuvo este<br />

consejo evangélico , y se lo insinuó á <strong>Teresa</strong> con expreso<br />

mandato y promesa <strong>de</strong> su asistencia hasta <strong>de</strong>cirle<br />

, como ella refiere , que en ninguna manera <strong>de</strong>xase<br />

<strong>de</strong> hacer el convento pobre, que esta era la voluntad<br />

<strong>de</strong> su Padre y suya, que él la ayudaría. Segundo<br />

: S. Pedro <strong>de</strong> Alcántara , el que entre los hombres<br />

á quienes consultó , fue el que mas se allegó al<br />

dictamen divino , pues adheriendo al Evengelio , y<br />

enseñado <strong>de</strong> su propia experiencia , estuvo <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong> la pobreza , como se ve en la carta referida.<br />

Tercero : el Presentado Ibañez y otros teólogos <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> haber apurado lo mas metafísico y escolástico<br />

<strong>de</strong> sus estudios en que fiaron para la resolución, <strong>de</strong>cidieron<br />

contra la pobreza. Quarto: los letrados no hallaron<br />

en sus Digesros, Pan<strong>de</strong>ctas, Constituciones y Novelas <strong>de</strong><br />

Justiniano con que serle favorables. Y como si <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

un tribunal juzgaran una mala causa , ó sentenciaran<br />

á un reo facineroso , reprobaron la pobreza en la fundación.<br />

<strong>Santa</strong> <strong>Teresa</strong> hubiera mirado con indiferiencia<br />

á estos últimos dictámenes, y aun se hubiera qui'<br />

za <strong>de</strong>terminado á fundar con el seguro <strong>de</strong> algún socorro<br />

temporal , si pudiendo prescindir <strong>de</strong>l mandato

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