Santidad, Gloria y Prodigios de Santa Teresa de Jesus Tomo I

FELIPE I I. (r45) PI0 Iv-
Alberto que iba á restaurar , y que quiere dexar en
herencia á las hijas que le prepara el Señor. Celebra
como un precioso hallazgo la idea de perfecta pobreza
religiosa en los particulares y en el común. Reconoce
que todos los bienes le han de venir con ella: renuncia
de nuevo á todo lo terreno, canta este triunfo
de sí misma y de la prudencia humana ; y comutado
todo lo caduco por la extencion de la providencia
divina, se tiene ya por feliz con sola su confianza
en ella. Asegurada en la oración ser del gusto
de Dios esta pobreza para su convento, se resuelve
á ella. Bien es verdad, que según su costumbre
, aun después de la inspiración y hablas divinas,
recurría en todo al juicio visible de los mayores para
no invertir al buen orden , así lo hizo en este
punto de pobreza rigurosa que meditaba para sí y
su familia , y los contrastes que sufrid en otras materias
por seguir la misma conducta, padeció en esta
, y ella lo refiere así. «Pero (a) como en todo husmeaba
tantos pareceres, como á nadie hallaba de este
«parecer, ni confesor ni los letrados que trataba, traían-
»me tantas razones, que no sabia que hacer. Por-
»que ya yo sabia era regla , y veía ser mas perfec-
"don , no podía persuadirme á tener renta. Y ya que
«algunas veces me tenían convencida , en tornando á
«la oración y mirando á Cristo en la cruz tan pobre
3)y desnudo, no podia poner á paciencia ser rica. Su-
«plicábale con lágrimas, que lo ordenase de manera
»que yo me viese pobre como él. Hallaba tantos in-
»convenientes para tener renta , y veia ser tanta cau-
^sa de inquietud y aun distracción , que no hacia
«sino disputar con los letrados," Al Padre Presentado
Fray Pedro íbañez, para con quien Teresa tenia tantas
razones de deferencia y respeto, tuvo el valor de
responderle después de haberlo consultado (b): »£m-
(a) Su vid. C. 35, n. »,
(b) Allí.
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